Los hechos tuvieron lugar en el viaje que una escuela de primaria hizo al Castillo Kröchlendorff, a 120 kilómetros de Berlín, con 39 niños.
El objetivo era aprender el espíritu de equipo, sin embargo, todo salió de forma diferente. Durante el viaje, la víctima de 10 años fue amenazada por sus compañeros de clase varias veces. Por miedo, la víctima permaneció callada y no contó su situación a sus profesores. Esto no evitó que sus compañeros hicieran realidad su amenaza.
Dos niños de 11 años retuvieron a la víctima para que otro compañero de clase, de 10 años, lo violara. Además, había otros dos estudiantes que observaron el abuso, pero no intervinieron. Ni los tres maestros y un asistente ni el resto de compañeros de la excursión se dieron cuenta de lo ocurrido hasta que una semana más tarde un amigo de la víctima lo contó a un trabajador social de la escuela. Este lo notificó a la policía y a los padres inmediatamente.
El principal atacante, un niño de 10 años es de origen afgano y que se cree que vivió en Irán, ya era conocido por haber golpeado a varios compañeros. Luego de la evaluación psicológica, hay pocas posibilidades de que el agresor regrese a un entorno escolar normal.
El hecho de que los agresores sean menores de 14 años, límite de edad punible en Alemania, hace que un juez no pueda juzgarlos y castigarlos. La senadora de Educación, Sandra Scheeres, declaró estar “consternada por este caso tan impactante” y ha señalado que “se debe hacer lo posible para apoyar al niño y a su familia”.
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