La historia de una mujer llamada Ashley ha impresionado e inspirado a muchas personas, pues su caso hace pensar más que nunca que los milagros realmente existen, además demostrando su fortaleza para superar una gran prueba en su vida.
Esta bella chica, estaba casada y apenas tenía 26 años, siendo tan joven esperaba a su primer hijo, contaba en ese entonces 32 semanas de embarazo. Todo parecía normal y perfecto hasta que un día sintió un pequeño bulto en la espalda. En un inicio se creía que se trataba de una leve infección, pero poco tiempo después de unos análisis se dieron cuenta de que se trataba de un tumor cancerígeno maligno y que además ya se encontraba muy avanzado.
A consecuencia de su condición, Ashley tuvo que adelantar la fecha del parto, en ese momento sólo contaba con 33 semanas de embarazo, a pesar de ello el bebé nació pesando menos de dos kilos, aunque realmente sano. Después del nacimiento, a los tres días, Ashley fue sometida a cirugía y después de eso iniciaría quimioterapias y tratamientos muy agresivos para su cuerpo.
Ashley mantuvo la fe a pesar de su estado tan complicado, pero su salud iba deteriorándose de manera muy acelerada, pensaba en ese momento que un milagro podría ocurrir. Como consecuencia de las quimios perdió por completo el cabello y además el cáncer ya se había extendido al hígado, a los pulmones y al cerebro, sus ojos también fueron afectados por esto, lo que hizo que uno de ellos se cerrara.
Pero de pronto, sucedió algo extraordinario que nadie se puede explicar, pues Ashley, quien ya se encontraba desesperanzada y triste comenzó a asistir a una iglesia, bien dicen que la fe lo puede todo y parece que así resultó, pues muchas personas que la conocían se encontraban muy preocupadas por su salud.
Cuando Ashley volvió a checar, pensaba que había perdido la batalla y que ya nada podía hacer, pero el destino le tenía preparada una sorpresa.
Efectivamente nada podía hacer, pues ya no había nada que arreglar.El resultado después de sus análisis indicaba que se había liberado completamente del cáncer, no había ni siquiera rastro de la enfermedad, se encontraba sana y fuerte, lista para emprender un nuevo proyecto de vida al lado de su hijo. Sólo pudo agradecer a Dios por esta segunda oportunidad.
Ashley agradeció a todas las personas que siempre se preocuparon por ella y siempre la tuvieron en sus pensamientos.
Después de 12 años nadie sabe bien qué fue lo que pasó y como es que el cáncer desapareció, fue un verdadero milagro, ahora sigue disfrutando de su hijo y viviendo plenamente.
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