A Bailey Cooper, de solo nueve años, le dieron “días o semanas” de vida luego de que se le detectara un cáncer que se había extendido por todo su cuerpo.
Sin embargo, el niño luchó muchísimo con el objetivo de poder conocer a su hermanita antes de irse.
Lee Cooper / Facebook
Bailey era un chico valiente.
Durante 15 meses, luchó contra el linfoma no Hodgkin (un tipo de cáncer que surge en los linfocitos) y se mantuvo optimista a pesar de todo.
Ya se encontraba en la Etapa 3 cuando se le descubrió, igualmente recibió quimioterapia y medicamentos esteroides.
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Los doctores le explicaron a la familia que el cáncer se le había esparcido al pecho, pulmones, hígado y al estómago.
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“Los médicos decían que él seguro moriría antes de conocer a su hermana. Pero no lo hizo. Él luchó, y camino al hospital dijo que la deberíamos llamar Millie”, dijo su madre.
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En lugar de enfocarse en el hecho de que no estaría por mucho tiempo con ellos, intentaron asegurarse de que el poco tiempo que le quedara, sea especial.
Bailey logró conocer a su hermana e hizo todo lo que hace un hermano mayor: la abrazó, la cambió, la bañó y le cantó.
Finalmente Bailey murió en la víspera de Navidad, rodeado por su familia en su cama.
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