Seguramente te ha tocado estar en medio de un tráfico muy denso, en esos casos es muy común encontrarse con algunas personas que suelen realizar algunas acciones en los semáforos con el fin de entretener a los automovilistas y provocar algunas sonrisas.
Muchos de ellos, son artistas de la calle que luchan diariamente por sobrevivir, algunas de sus historias son muy complicadas, pero a pesar de ello, nunca pierden el humor y realizan su trabajo arduamente a cambio de algunas monedas.
Es por su manera de sobrevivir que muchas veces los podemos ver con la ropa descuidada o el calzado desgastado por las horas de trabajo que invierten bajo la intemperie. Aunque a pesar de ello, jamás los vemos agotados, su fortaleza es impresionante.
El protagonista de esta historia es un artista de la calle que vivió una experiencia muy particular, pues otro joven que observaba su trabajo pensó que algo mejor que darle una moneda al malabarista, podría darle algo más útil, pues se dio cuenta que realmente necesitaba otro par de zapatos.
Un día muy complicado.
El artista de la calle llamado Julio Camargo es un joven de 26 años que ese día se encontraba tratando de reunir dinero para sobrevivir.
El encuentro.
Elielton Ribeiro de Araújo, de 24 años, es un estudiante de Seguridad del Trabajo, que pasaba ese día por ese lugar de camino a sus clases, se detuvo en la luz roja del semáforo. Julio comenzó a realizar su serie de malabares frente a los conductores.
Elielton se dio cuenta de algo importante.
Elielton en el momento que prestaba atención a los malabares de Julio notó que sus zapatos ya no soportarían un día más, estaban evidentemente desgastados, a punto de romperse.
Se dio cuenta que tenía que hacer algo.
Aprovechando la pausa del malabarista, le llamó y le invitó a acercarse.
Al principio el joven malabarista sintió un poco de desconfianza.
Aunque al poco tiempo se dio cuenta que Elielton no tenía malas intenciones, le inspiró confianza, así que comenzaron a platicar.
“Le pregunté qué número calzaba y me respondió: 40. Ahí pensé: perfecto. Le dije que le quería hacer un regalo y le pregunté si aceptaba mis tenis deportivos”
“Él asustado me respondió: ¿me los quieres dar en serio? ¿No los vas a necesitar? Yo le respondí que tenía otros pares de zapatos en casa”
Julio señaló:
“Encontré increíble la actitud y la humildad de él. La capacidad de ayudar, de quitar su propio zapato para ayudar al hermano que necesitaba”
Ese día fue el inicio de una gran amistad entre ambos.
Cuando pasó todo esto, Anna Cassia Oliveira, captó el momento y lo compartió haciéndose viral en las redes.
Después de esa experiencia los tres se hicieron muy buenos amigos.
Es increíble lo que puede generar una buena acción. Lo más importante de todo es lograr tener una linda amistad. La bondad siempre es recompensada.
¿Qué piensas de este artículo? ¡Por favor deja tus comentarios debajo!
¡No te olvides darle like a la página para leer más notas como ésta!
Fotos:elpensador.guru/Anna Cassia Oliveira