En noviembre de 2016 una mujer embarazada de 5 meses llamada Amelia Bannan, viajaba con su marido Cristian Espíndola y tres colegas de su trabajo en auto y tuvieron un accidente en la ruta.
El grupo se dirigía a la ciudad de Posadas (Misiones, Argentina), donde iban a realizar un curso de perfeccionamiento, ya que tanto Amelia como su pareja son policías. Según cuenta Espíndola, Amelia no quería viajar, porque sentía que podía pasar algo malo.
Amelia sufrió en el accidente un traumatismo cerebral que le provocó un coágulo, y quedó en coma desde ese momento, por otro lado, los demás pasajeros salieron ilesos. El embarazo de la mujer continuó su curso, pero ella estaba inconsciente.
Pasaron dos meses del accidente, y en la noche de Navidad, ocurrió el primer milagro: el bebé, Santino, nació sano y sin ninguna complicación, mediante una cesárea en la clínica Hospital Escuela de Agudos de Posadas, donde su mamá estaba internada.
Dias despues, el bebé fue dado de alta y la mujer fue trasladada a la clínica Nauma, donde se encuentra actualmente.
Su familia decidió no separar a la mujer de su hijo, ya que querían que el bebé estuviera junto a su madre todo el tiempo que pueda.
El bebé nació a las 34 semanas y pesó 1,80 kg, pero su salud era buena.
Tres meses después del nacimiento del bebé, Amelia comenzó a reaccionar. Los médicos le explicaron a su familia que el estado de su cuerpo y el funcionamiento de su organismo son muy buenos, sin embargo, el daño vendría por la parte neurológica.
Roberto Gisin, su fisioterapeuta, explicó que Amelia tenía reacciones diferentes cuando estaba cerca de su hijo que cuando estaba con otras personas, y que el estímulo de la piel o el llanto del niño le hacían muy bien.
Según Gisin, el estado de coma de la mujer es “raro”, porque nunca se encontró completamente dormida: siempre tuvo momentos de sueño y de vigilia, movimientos, gestos y algunas reacciones (como apretar la mano de sus familiares cuando intentaban hablar con ella).
Sin embargo, durante tres meses no había podido hablar ni moverse demasiado.
Siguieron pasando los días, y la familia nunca perdió las esperanzas. El 7 de abril, comenzó a moverse más, y pudo decir algunas palabras. Su familia pudo ver cambios notables en su comportamiento: intenta sostener a su bebé y taparlo, y responde preguntas con “Sí” o “No”.
Por ahora siguen esperando a que continúe con su recuperación, la familia cree que el mejor estímulo para ella es su bebé y los médicos confirman que es así.