Melissa Kayser soñaba en convertirse madre, pero para ella esto era muy complicado.
Intentó durante tres años poder concebir pero únicamente logro tener nueve pérdidas, incluso pago un tratamiento de fertilidad que tampoco funcionó. Seguía pensando, constantemente en la maravillosa posibilidad de ser madre pero al mismo tiempo vivía una terrible frustración.
Luego de varios intentos, los doctores especialistas recomendaron a Melissa la opción de tener un vientre de alquiler, dicha opción no le agradó en ese momento y se negó rotundamente.
“No sabía si estaba mentalmente preparada para sobrellevar que otra mujer tuviera mi hijo en su vientre”.
Pero finalmente Lisa la hermana mayor de Melissa, planteó esta posibilidad ofreciendo su vientre pues realmente no podía soportar ver el sufrimiento de su hermana, ella, como la hermana mayor sentía que tenía que hacer algo y eso era lo mínimo.
Así que decidió ser el vientre de alquiler de su hermana menor y finalmente el test dio positivo.
Los doctores que estaban al cuidado de Melissa les comunicaron que este procedimiento podría fallar, pues la implantación muchas veces no resulta, pero ellas no perdieron las esperanzas y acudieron a su primera ecografía.
Querían escuchar los latidos del corazón del bebé, pero se sorprendieron al descubrir algo que no esperaban:
Y tú ¿recurrirías o serías un vientre de alquiler?
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