Nikki y Will Lewis habían tenido una hermosa boda y cuatro días después decidieron viajar a las paradisíacas playas de Hawái para pasar su luna de miel en Maui.

Allí hay muchas actividades para realizar, entre ellas el bodyboarding, similar al surf, pero en una tabla distinta.

Aunque pensaron que esas mini vacaciones serían las mejores de su vida, terminaron convirtiéndose en una pesadilla, dejando devastados a su nuevo marido Will, al pequeño que tienen en común, y a sus otros 2 hijos.

Mientras la pareja disfrutaba de su luna de miel, una gigantezca ola azotó a Nikki, de 36 años, haciendo que su cabeza quedara incrustada en la arena, dejándola internada en un hospital de Honolulu.

 

Sus amigos, que se encontraban con la pareja en la playa, contaron que el impacto de la ola fue tan fuerte que la dejó inconsciente y como producto del golpe, con 2 fracturas en el cuello y sin poder caminar.

 

 

Afortunadamente allí se encontraba una persona que era paramédico, y corrió a auxiliar a Nikki, sacándola del agua tratando de mantener su cuello recto, pero era demasiado tarde, ya que su espina dorsal se había roto en dos partes.

En ese momento necesitaron de cuatro hombres para poder sacar a Nikki de la arena, y fue auxiliada de inmediato para poder estabilizar su cuello.

 

 

Los amigos y familiares de Nikki crearon una página en GoFundMe para pedir donaciones que ayuden a cubrir los gastos que van a requerir su cuidado las 24 horas del día y su vuelo de regreso a Texas.

También, su marido creó una página en Facebook llamada Nikki´s Hope, donde publica actualizaciones de su estado.

Tiempo después, Nikki logró recuperar la habilidad para hablar y comentó sobre el terror que sintió en esos momentos en los que no podía moverse, ni nadar a la superficie.

 

 

Las olas de Makena State Park, donde se encontraban los vacacionistas, son muy populares entre personas que disfrutan del surf o el bodyboarding debido a su gran tamaño. También, son consideradas las más peligrosas de más de 40 playas en la región.

Nikki continúa internada en un hospital de Honolulu, donde su familia la ve recuperarse poco a poco, casi de manera milagrosa, pues sus heridas hacen que muchas personas nunca puedan dejar de usar un respirador.

 

 

Fue fundamental el apoyo de su familia, de su marido y de sus hijos, y ahora solamente espera que con la ayuda de las donaciones pueda volver pronto a casa e iniciar un tratamiento a largo plazo que le ayude a recuperar la movilidad.

 

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Fotos: Facebook Will Wraith Lewis