Mientras estaba durmiendo en su cuna, la pequeña Charlotte Ponce fue mordida severamente por un mapache cuando tenía sólo tres meses de nacida.
Se dedujo que el ataque del animal se debió a que la bebé derramó leche sobre su cara y esto atrajo al animar, quien comenzó a devorar su rostro
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Sus padres nunca se imaginaron que esto les llegara a suceder, esto cambió para siempre la vida de la familia.
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A consecuencia de este ataque, la pequeña Charlotte perdió una oreja, su labio superior, su nariz y parte de su mejilla derecha. Conforme fue creciendo, la niña se sentía deforme y su autoestima era muy baja. Soñaba con poderse poner unos lindos aretes y este deseo más tarde sería cumplido por medio de una cirugía de
reconstrucción de su rostro que cambió su vida por completo.
Luego de este trágico suceso, los padres de Charlotte perdieron la custodia de sus dos hijos y tuvieron que quedar a cargo de Tim Ponce y Sharon, quienes eran los parientes más cercanos de los niños.
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Pero la vida de Charlotte fue muy complicada a partir de este suceso, pues le fue muy difícil poderse integrar a las actividades en su escuela o poderse relacionar con otros niños por su aspecto. Esto le ocasionó una depresión muy grande.
Pero al conocer este caso, el doctor Kongkrit Chaiyasate pensó en dar una solución a su problema con una idea revolucionaria. Se trataba de un procedimiento que había probado anteriormente sólo dos veces y creía que sería exitoso reconstruir una nueva nariz y una nueva oreja a partir de cartílago de las costillas de la pequeña.
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Llevaba ya tiempo que el cirujano veía los avances de la niña y estuvo mucho tiempo preparando todo para que a los 11 años, finalmente realizara la cirugía reconstructiva. Su propósito fue quitar un fragmento de cartílago de las costillas de Charlotte y trasplantarla a un área de su brazo, ahí se desarrollaría hasta tener el tamaño necesario para volver a trasplantarla al lugar donde tendría que ir la oreja.
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Tres años más tarde, la pequeña pudo completar este proceso y fue operada como la habían estado esperando. Todo fue un éxito y al poco tiempo, pudo ponerse muchos pares de aretes con orgullo y felicidad.
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Ahora, Charlotte puede sentirse más integrada a los niños de su edad y no deja de estar presente en sus redes sociales, su vida ha cambiado radicalmente.
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Después de este gran cambio en su vida, Charlotte tiene el propósito de estudiar ingeniería biomédica para que de alguna manera, pueda ayudar a otras personas a cambiar sus vidas. Ella siempre confío en que todo iba a mejorar y así sucedió.
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Esta es una historia realmente inspiradora y nos deja una esperanza de saber que si nos aferramos a nuestros sueños en algún momento nuestra vida puede ser mejor. Deseamos que la vida de Charlotte esté llena de cosas buenas. Realmente lo merece.
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