La muerte de Robin Williams conmocionó a todo el mundo.
Era 2014 y el célebre actor decidía poner fin a su vida, dejando atónitos a todos sus seguidores.
Al principio se creía que el motivo que lo levó a suicidarse fue una profunda depresión, pero su mujer Susan Schneider, expresó: “No fue la depresión lo que mató a Robin. La depresión fue uno de la cincuentena de síntomas, y uno de los pequeños”.
Dave Itzkoff, periodista de The New York Times escribió una biografía sobre Williams y contó el infierno que tuvo que pasar Robin sus últimos días.
AFP
El actor empezó a sentir los primeros síntomas de la enfermedad y al consultar con un experto, le habían diagnosticado Parkinson.
Muchos pensaban que sus extraños comportamientos estaban relacionados al alcohol o a las drogas. Su familia sabía que no se trataba de eso, por lo tanto decidieron pedir una segunda opinión, esta vez a un médico experto en neuropatologías.
Fue él quién detectó el verdadero problema: Demencia con cuerpos de Lewy.
Este es unn síndrome degenerativo y progresivo que guarda ciertas similitudes con el Alzheimer y que afecta el pensamiento, la memoria, las emociones y los movimientos corporales.
NPR
Uno delos períodos en los cuales más sufrió fueron durante el rodaje de Una noche en el Museo 2, llegando hasta tener problemas para caminar con normalidad.
Cheri Minns, una de las maquilladoras de la película y amiga del actor, fue testigo de lo que ocurría: “Él lloraba en mis brazos al final de cada día del rodaje. Era horrible. Le dije a su gente, soy maquilladora. No tengo la capacidad para lidiar con lo que le está pasando”, contó.
“Para animarlo le propuse hacer monólogos, pero se resistía. Simplemente lloraba y me decía, ‘No puedo, Cheri. Ya no sé cómo hacerlo. No sé cómo ser gracioso'”.
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En el libro, Itzkoff asegura que el actor no supo afrontar la situación. Le resultaba imposible lidiar con los terribles síntomas que no le permitían ser quien era realmente.
“Eso lo llevó a un descontrol que no resultó fácil de sobrellevar ni a él ni a su familia”, indicó muy angustiada su esposa Susan. “Lloraba desconsoladamente a toda hora. No lograba recordar muchos de sus guiones.”
“Era muy consciente de lo que padecía y trataba de controlarse lo mejor que podía. El último mes ya no pudo seguir, y ahí fue cuando cayó”, reveló. “Lo perdoné con todo mi corazón. Fue el mejor hombre que conocí”.