Con solo 5 años de edad, Matheus es el menor de ocho hermanos provenientes de una familia humilde radicada en la ciudad de Sao Paulo, Brasil.
No creció como los demás niños, teniendo que pasar por muchas carencias y penurias.
Pero, la inteligencia que demuestra es enorme, logrando tocar el corazón de un grupo de funcionarios policiales que lo sorprendieron recogiendo libros que habían sido desechados en un basurero de Caraguatatuba, en la parte oriental de la ciudad, para después llevarlos a su casa y compartirlos con sus 7 hermanos.
El sargento de policía André Souza, no pudo ocultar su curiosidad y para intentar comprender la situación familiar por la que atraviesa, se dirigió a la modesta casa donde reside Matheus.
Al llegar, se conmovió porque en el sitio ni siquiera hay muebles. Apenas cuenta con algunos colchones viejos desperdigados por el suelo, donde duermen los 8 niños, su madre y su padre, quien tampoco tiene un trabajo fijo, debiendo buscarse la vida de mil formas distintas. Ahora, el padre cuida los vehículos estacionados en el parque automotor de un supermercado cercano.
“El hogar familiar es humilde y pide ayuda. Tampoco tienen muebles. Solo tienen unos colchones, que sirven de cama para todos”, afirmó Souza. Inmediatamente, se inició una campaña para recaudar fondos e intentar cambiar un poco la vida de Matheus y su familia, reformar la casa donde viven, y que puedan tener un poco de comodidad y calidad de vida.
El dinero recaudado servirá como una caja de ahorros para que la familia pueda subsistir durante la pandemia, mientras el padre de Matheus encuentra un trabajo más estable.
Ya sea que se trate de un deporte nuevo, un instrumento musical o de un ávido lector como Matheus, dejar que los niños exploren sus talentos desde la infancia es importante para que desarrollen habilidades. Pero no se les debe forzar a ser algo que no son, hay que apoyar sus necesidades intelectuales y emocionales.
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