Los pitbull han sido por varios años catalogados por la sociedad como perros muy agresivos y peligrosos, ya sea por su apariencia física o por historias que así lo comprueban.
Sin embargo, la realidad es distinta, ya que esta raza de perros es exactamente igual a las otras. Con una buena educación y buenos tratos, estos animales tienen la capacidad de llegar a ser igual de fieles y amorosos como cualquier otro can.
Como ejemplo, tenemos a Stormy, un pitbull de 2 años de edad, que a pesar de todo jamás ha dejado de ser un perro amable, cariñoso y juguetón.
Stormy era parte de una gran familia formada por una pareja con 4 hijos, dos perros y un gato, además de él.Todos convivían en armonía, él era bueno con los niños, tal y como lo era con sus hermanos e incluso con el gato.
Todo iba bien hasta que su dueña quedó embarazada y de su quinto hijo. Por eso, decidieron que ya no podían tenerlo.Se les ocurrió deshacerse de él dejándolo en un refugio de Brooklyn, donde se pudo notar el miedo y la tristeza de Stormy desde el momento en el que dio el primer paso para entrar al establecimiento, un lugar completamente distinto del que venía. Alana Guerrini, una voluntaria y cuidadora de crianza de la Eleventh Hour Rescue, organización dedicada a encontrarles hogar a perros en refugios, al saber sobre Stormy, se apresuró a sacarlo rápidamente de allí.
Alana junto a su hijo de 16 años de edad, fueron a recoger a Stormy del refugio para llevarlo a su casa en New Jersey y cuidarlo hasta conseguirle una familia que lo pudiera cuidar. Al subirlo al auto, Stormy se acostó en el regazo del hijo de Alana, meneando la cola y dándole besos en forma de agradecimiento, por haberlo sacado de aquel lugar.
Tanto fue así que al llegar a la casa no se apartaba de él, y tal como el perro fiel que es, justo donde el chico se sentaba, era donde Stormy se le montaba y se acostaba sobre él. Alana, al instante se dio cuenta de que realmente era un perro muy cariñoso. Se dio cuenta cuando Stormy jugaba con su hijo, evitaba a toda costa tocarlo con sus dientes para evitar arañarlo y hacerle daño; y cuando alguien se sentía mal, Stormy se acercaba y se acurrucaba a su lado para consolarlo.
No podían creer cómo su familia anterior pudo haber dejado a un perro tan especial como Stormy, por lo que Alana decidió ser muy exigente con respecto a quién entregárselo. Un can tan hermoso como este pequeño merecía una familia que le devuelva el mismo amor y cariño que él tiene con todos a su alrededor.
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