Este sábado, el Papa Francisco declaró que el aborto jamás debe ser condonado, ni siquiera en los casos en los que el feto padece de una enfermedad mortal que amenaza la viabilidad del embarazo.
A pesar de no tener ningún entrenamiento médico, la autoridad religiosa pidió a los doctores y sacerdotes a que motiven a las mujeres que a se sometan a embarazos poco viables y peligrosos, a pesar de que en esos casos las probabilidades de dar a luz a un bebé muerto son muy altas.
Durante la conferencia antiaborto patrocinada por el Vaticano, el Papa Francisco dijo que la oposición al aborto no es religiosa, sino humana. Sin embargo, la mayoría de los que apoyan esta postura lo hacen con argumentos religiosos; mientras que numerosas organizaciones de derechos humanos y reproductivos con base en la ciencia, se han pronunciado a favor de la libre elección.
“¿Es legal tirar una vida para resolver el problema?”, preguntó el religioso de 83 años de edad, quien después comparó el procedimiento con contratar a un asesino a sueldo.
De la misma manera, el Papa condenó la decisión de las mujeres de practicarse un aborto con base en exámenes prenatales, diciendo que un ser humano “jamás es incompatible con la vida”. Aunque no queda claro cuáles son sus argumentos científicos para realizar tal aseveración médica.
El Papa dijo que a pesar de que el bebé esté destinado al morir al momento de su nacimiento o poco después, el feto tiene derecho a recibir atención médica en el vientre. Sus comentarios llegan en medio de un movimiento liderado por el partido republicano en EE.UU., que busca prohibir de forma definitiva el aborto en diferentes Estados.
A pesar de que el Papa asegura que no se trata de una influencia religiosa, el 15 de mayo la gobernadora de Alabama, Kay Ivey, firmó una restrictiva ley antiaborto que lo prohíbe incluso en casos de violación, incesto o embarazo infantil, con el argumento religioso de que “cada vida es un regalo sagrado de Dios”.
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