Una panadera ha estado recolectando orina de mujeres de un baño público para hacer lo que ella llama “Pan Ricitos de Oro”.
Louise Raguet es una panadera francesa y se describe a sí misma como una ‘ecofeminista’. Ella ha estado usando el pis que cosecha de los baños públicos para fertilizar el trigo que luego usa para hacer su ‘Boucle d’Or’ o ‘pan Ricitos de Oro’.
En primer lugar, recolecta el orine de los urinarios femeninos, que también son una cosa, y ella juega un papel en el diseño de su propia versión, en el distrito 14 de París, luego rocía la orina sobre el trigo y la vuelve extrañamente en productos horneados.
Por lo tanto, afirma que la orina “es un gran fertilizante” y quiere fomentar un ciclo alimentario sostenible. Raguet también dice que quiere “romper los tabúes sobre los excrementos”.
Claro, una cosa es normalizar el hecho de que todo el mundo va al baño, pero otra es usar los excrementos de las personas para hacer comida. Lo creas o no, hay algo de ciencia real detrás de todo esto.
Un estudio publicado por la Agencia Francesa de Planificación Urbana sugirió que se podrían hornear 29 millones de hogazas de pan de trigo fino cada día, y eso ahorraría a los agricultores y al medio ambiente 703 toneladas de nitrógeno que se encuentran en los fertilizantes artificiales cada día.
Para ser justos con Louise, la orina tiene muchos nutrientes y cosas que las plantas usan extrayéndolas del suelo. Eso significa que, aparentemente, el pipí ‘debería ser tratado como una mina de oro’.
Todavía suena difícil de vender, para ser honesto. Raguet dijo a RT: “Es un líquido descuidado, generalmente descartado como un desperdicio Cuando hay orina en el agua, las plantas de tratamiento eliminan los nutrientes.No regresan a la tierra. El sistema no es circular. Es ideal para reemplazar los fertilizantes químicos y evitar la contaminación que causan”.
No sabemos cómo sabe el pan, pero Louise al menos diluye el orine que usa 20 veces antes de usarlo para fertilizar el trigo.
La decisión de tomar solo pipí femeninos proviene de sus creencias de ‘ecofeminismo’, así como de su interés en crear un urinario femenino llamado ‘Marcelle’ destinado a facilitar que las mujeres orinen en espacios públicos.