Nada como el esperado día de una boda y jurarse amor eterno con el ser que más amas en el mundo.
Y nada para el padre de la novia, como ese difícil pero emocionante momento de dar un paso atrás para que otro hombre entre de manera definitiva en la vida de su hija.
Para la mayoría de las novias el baile con su padre es uno de los momentos para el que se preparan por mucho tiempo, y en el que es imposible dejar de derramar un par de lágrimas. Por eso, Lisa Wilson, no podía concebir que en su boda faltase ese mágico momento que quedaría grabado a fuego en el corazón de todos los presentes, pero especialmente en el suyo y en el de su padre moribundo, David Wilson.
Fue así como Lisa decidió cambiar los planes que le habían llevado meses en preparar su boda, con el único fin de no quedarse sin el baile con su padre. Así que decidió trasladar el sitio de la boda nada más y nada menos que a la habitación del hospital, donde yacía su padre enfermo.
Pensando en la posibilidad de que su padre no alcanzara a verla dar el sí para siempre, adelantó la fecha una semana antes.
Su padre, David Wilson, padecía de un cáncer muy raro, y sus posibilidades de sobrevivir eran nulas. Conforme pasaban los días, su calidad de vida empeoraba, y su único deseo era ver a su hija feliz, formando un hogar junto a un hombre que la amara de verdad.
Y Lisa, en un esfuerzo por contener sus lágrimas, tomó las manos de su padre, y al ritmo de la canción de Whitney Houston: «I’ll always love you», cumplieron el sueño de ambos, bailando en un momento que durará por siempre.
Te ganaste la lotería, conseguiste a mi bebé».
Luego de la boda, subieron un video a YouTube, donde han tenido más de 350.000 reproducciones y ha sido compartido miles de veces en redes sociales. David dijo que estaba conmovido de haber recibido el mejor regalo de su vida. Así, ya con su alma en paz, sucumbió a la batalla contra el cáncer, y falleció unos días después del emotivo baile con su hija Lisa.
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