Los conflictos de pareja pueden acabar muy mal, en especial cuando los celos enfermizos y la violencia machista entran en acción.
Pero lo que nadie imagina es que una mujer que estuvo a punto de perder la vida en manos de su novio, lo perdone en plena audiencia en la que las leyes pretendían hacerle justicia a ella. Micheli Schlosser, de 25 años de edad, pidió autorización al juez para abrazar y besar a su propio verdugo, Rafael Posselt, de 28 años.
Los hechos tuvieron lugar en el tribunal de Venâncio Aires, en Rio Grande Do Sul, Brasil. Y desde que la imagen del beso fue divulgada en medios locales y en redes, la supuesta víctima se convirtió en blanco de comentarios. “Yo lo provoqué. Jamás me había agredido, siempre fue muy bueno conmigo y ya pagó por su error”, dijo la chica a los jurados.
Luego de cuatro horas de juicio, la joven fue motivo de escándalo tras el polémico beso. Nadie podía comprender cómo una mujer era capaz no sólo de olvidar, sino de pedir clemencia para quien casi acaba con su vida de la forma más cruel.
El caso de intento de feminicidio por parte de Posselt sucedió en agosto. “Peleamos por conversaciones que leí en su teléfono móvil. Ese día lo provoqué. Lo amenacé con denunciarlo a la policía por asalto y otras cosas. Y por eso disparó. Pero él jamás me agredió antes. No me quedaría con un hombre que ataca”, afirmó Micheli.
Tras la discusión, Posselt se retiró pero regresó con un arma decidido a cegar la vida de la chica. Unos amigos de Micheli lograron darse cuenta de la situación y la metieron dentro de un auto. Fue entonces cuando su novio la apuntó y terminó con 5 disparos, 2 de ellos en la cabeza, que por suerte, no fueron mortales.
En aquel momento el jurado lo sentenció a 7 años de prisión, pero en la última audiencia sucedida 5 meses después de los hechos, la Corte resolvió su libertad, debido a la intercesión de Micheli y por no tener antecedentes penales. “Hablaremos y si todo va bien, volveremos y todo será como antes. Lo amo y ya lo he perdonado”, dijo la chica en el juicio.
“De todos los hombres que tuve, ha sido uno de los mejores. No puedo quejarme, no es mala persona”, agregó. Pero, el fiscal a cargo, Pedro Rui da Fontoura Porto, quedó desconcertado, comparando su reacción con el Síndrome de Estocolmo.
“El hecho de que haya llegado diciendo que quiere casarse con él, que quiere vivir el resto de su vida con un hombre que intentó acabar con su vida, nos sorprendió a todos”.
“En algunos casos de violencia doméstica es normal que la víctima se ponga a favor del agresor. Pero en un intento de feminicidio, jamás. Cuando el juez anunció la sentencia en régimen semiabierto, aplaudió. Jamás había visto esto antes”, dijo el fiscal.
“Había celos enfermizos en ambos lados y violencia. Tuvo mucha suerte. A pesar de haber recibido cinco disparos, todos por la espalda, y las balas aún siguen alojadas en su cuerpo, hoy está ilesa, sin ni siquiera una secuela”.
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