Este niño de 8 años de edad, se despierta cada día a las 7:00 de la mañana y una hora más tarde sale a recorrer a pie una distancia de 42 kilómetros ida y vuelta para llegar a su colegio y volver, armado con su morral cargado de libros y de sueños.
Ni la lluvia, el intenso calor o las escarpadas zonas que debe atravesar debido a las condiciones del terreno que lo hacen de difícil acceso hacen que Mateo cese en su empeño de lograr su objetivo de aprender. De hecho, es el único alumno que ha asistido a clases en la escuela, después de la aparición del coronavirus. “Hace un año que venimos, es una rutina, sin embargo, se complicó porque está a 21 kilómetros de su casa”, dijo la madre de Mateo, Ester Vargas.
La Escuela Rural Nº 71 de Campamento, en el departamento de Cerro Largo, en Uruguay, es el recinto hacedor de conciencias que tiene el privilegio de contar con un alumno tan maravilloso y dedicado que asista a sus clases, a pesar de lo dificil que es llegar al colegio.
Su única maestra y directora, Karen Arellano, tampoco ha faltado un solo día y ha dicho que el pequeño hace un gran esfuerzo diariamente, siendo un ejemplo de que el deseo y la voluntad son la mejor arma para alcanzar las metas.
A la directora del colegio le ha tocado vivir toda la semana en la escuela, por lo complicado que es el traslado hasta allí. Así, los viernes regresa a darle una vuelta a su casa el fin de semana y después vuelve a empezar. Son un gran ejemplo de inspiración y motivación. “Mateo trabaja con todos los medios que le proporciona su maestra y después continúa sus estudios en casa”, afirmó la orgullosa madre del pequeño.
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