Zubaida tenía nueve años de edad cuando se quemó la cara, el cuello, el pecho y los brazos al tratar de encender la estufa de su casa, en Afganistán.
Cuando lograron apagar el fuego, su padre la llevó al hospital más cercano, donde solamente le dieron varias cremas. A medida que pasaban los días su estado empeoraba, por lo tanto, su padre decidió viajar a Irán para que le pusieran un tratamiento.
Los doctores no lograron hacer nada para curar las quemaduras que sufría la niña.
Sus lesiones dieron lugar a una desfiguración de su rostro y un deterioro funcional grave. En febrero, la familia de Zubaida buscó ayuda de profesionales americanos.La llevaron a la base militar estadounidense en Kabul, donde se reunió con médicos militares estadounidenses, que decidieron ponerse en contacto con el Departamento de Estados Unidos para ver qué podían hacer por ella.
Desde la base militar contactaron a un cirujano plástico de Los Ángeles llamado Peter Grossman, especialista en quemaduras. Zubaida voló, acompañada de su padre, a EE.UU. para que el doctor Gorssman y su equipo pudieran examinarla. El especialista en quemaduras decidió ayudar a la niña y estimó que el tratamiento a seguir se prolongaría, aproximadamente, tres años.
Zubaida se tuvo que someter a doce cirugías estéticas, para poder volver a ser como era antes del incendio.
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