Una niña de Kansas falleció en un terrible accidente cuando un sujeto robó el auto de su familia con ella aún en el interior; la escena fue observada por varios conductores.
Brianna Ibarra, de 13 años, fue descrita como “una niña llena de vida”, pero falleció el sábado 6 de febrero en mitad de un hecho desconcertante tanto para su familia como para las autoridades.
La niña viajaba con sus padres en un vehículo tipo SUV, un Ford Escape color gris, cuando llegaron a comprar comida en un restaurante ubicado en la avenida Kellogg.
Los padres de Brianna bajaron por la comida y dejaron el vehículo encendido mientras ella esperaba en el asiento trasero. Lo que no imaginaron es que esos minutos fueran aprovechados por un ladrón, quien se subió al auto de la familia y huyó del lugar.
En su desesperación por ponerse a salvo, Brianna intentó salir del auto mientras estaba en marcha, pero su cinturón de seguridad se atascó y quedó colgando.
Nada de lo que ocurría detrás de él lo motivo a detenerse, el sospechoso continuó con su huida por varias millas. Varios conductores fueron testigos de la escena y comenzaron a llamar al 911, ofreciendo indicaciones del camino que seguía el frenético conductor.
Gordon Ramsay, jefe de la policía de Wichita, informó que lograron ubicar el vehículo de la familia Ibarra en la intersección de la avenida Kellogg con West Street para descubrir que el sospechoso había huido caminando. En la escena fue encontrada Brianna, pero fue declarada muerta ahí mismo.
“Este es uno de los casos más tristes con los que he estado asociado en mis más de 28 años de aplicación de la ley”, expresó el jefe Ramsay en un comunicado.
Kevin Palmer, de 34 años, fue detenido más tarde y ahora enfrenta un cargo por homicidio en primer grado por la muerte de la joven. El hombre permanece detenido y se ha destacado que cuenta con antecedentes penales por “delitos graves”, mientras tanto la investigación continúa.
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