Keira Ladlow, una chica de 25 años de Birmingham, falleció el viernes tras ser atacada por un perro con el que convivía que le arrancó el brazo de un mordisco mientras estaba tumbada en su cama.
La policía maneja el caso como “un incidente trágico” sin circunstancias sospechosas. El perro era un Bullmastiff, una raza británica procedente del cruce entre el mastín inglés y el bulldog, que la familia había rescatado de un refugio de animales.
“No lo había visto antes y escuché por una vecina que solo lo paseaban a ciertas horas. Ella solía alejar a su propio perro de él porque pensaba que era violento”, contaba al citado periódico una residente en la zona.
La víctima estaba sola en la casa en el momento del incidente y el animal será sacrificado, según informaron las autoridades.
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