Que triste que existan personas que tengan un corazón lleno de maldad, capaces de ser crueles con los animales hasta dejarlos sin vida.
Carly Bennett, de 28 años de edad, es una de esas personas, que a pesar de haber sido sancionada con la prohibición de tener animales por diez años, es capaz de sonreír ante las cámaras luego de declararse culpable. Durante la etapa final del embarazo de su sexto hijo, Carly recibió la visita en su hogar, en Stoke, de un inspector de la RSPCA.
El inspector regresó más tarde para descubrir que Carly mentía cuando le dijo que su esposo se había llevado a los cachorros.
Cuando el inspector entró en su jardín, percibió un olor desagradable y encontró a tres perros adultos, por suerte en buenas condiciones.
Sin embargo, el inspector escuchó algunos quejidos que provenían del otro lado de una de las puertas de la casa, y luego de abrirla se encontró con cuatro cachorros mastín en pésimas condiciones.
Los cachorros salieron corriendo y empezaron a buscar desesperadamente algo para comer entre las bolsas de basura y las piezas de autos que estaban esparcidas por el sitio. Los animales tenían entre siete y nueve semanas de edad, y estaban sometidos a vivir en un pequeño espacio cubierto de orina y heces. Carly comentó que, a pesar de la lluvia, ella los dejó afuera porque la despertaron durante la noche.
El mismo inspector de RSPCA regresó tres meses más tarde y descubrió que Hooch, uno de los perros que había estado sano en la primera visita, estaba demacrado. Este mastín estaba en el jardín lleno de basura. Nada del desorden y la suciedad había cambiado. Los animales seguían demacrados y desnutridos.
Carly fue acusada de causar sufrimiento innecesario a un animal y de no garantizar el bienestar de un animal del que era responsable. Esta mujer se declaró culpable en el Centro de Justicia de North Staffordshire.
En su defensa se alegó que ella no era la dueña de los animales y que por lo tanto no era responsable de ellos, aunque estuvieran en su casa. También se indicó que tenía cinco hijos menores de 10 años y que su sexto hijo estaba próximo a nacer, por lo que no tenía tiempo para cuidar a los perros.
Los magistrados le asignaron a Carly una orden comunitaria de un año con un requisito de actividad de rehabilitación de 15 días. También le prohibieron criar animales por diez años. Le imputaron una multa de 170 dólares, tuvo que pagar costos de la corte por 400 dólares y un recargo de casi 120 dólares para las víctimas.
Los animales merecen vivir en un hogar con amor y cuidados, en caso de que un propietario no pueda cuidarlos es preferible llevarlos a un centro de rescate, pero no dejarlos morir.
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