Perpetual Uke es una madre que pasó por un proceso de parto muy particular.
Se encontraba embarazada de gemelos y desde que escuchó las primeras noticias sobre la pandemia procuró aislarse para velar por su salud y de la de su familia. Lamentablemente, a pesar de todos sus esfuerzos dio positivo para COVID-19. Al principio, parecía que sus síntomas eran leves pero de un momento para otro sintió que ya no podía respirar.
A mediados de marzo la llevaron a la Unidad de Cuidados Intensivos y la indujeron a un coma. En aquel instante, Perpetual tenía 24 semanas de embarazo. Eran medidas extremas pero los doctores querían asegurarse de hacer cualquier cosa para salvarla a ella y a los bebés.
Perpetual despertó a finales de marzo y lo primero que sintió fue un enorme miedo al comprobar que no tenía su pancita de embarazo. No entendía lo que estaba sucediendo y temió haber perdido a sus bebés.
“Estaba desorientada. Pensé que había perdido mi embarazo. Estaba preocupada y no entendía nada”, recuerda Perpetual. Más tarde, su miedo se convirtió en lágrimas de alegría. Su esposo y el equipo médico le dieron la noticia de que los bebés habían nacido un par de semanas atrás por medio de una cesárea.
Eran bebés prematuros y se encontraban en la unidad neonatal recibiendo cuidados. Perpetual no quiso perder el tiempo. Quería conocer a sus bebés cuánto antes y cuando comprobó que se encontraban con vida, no pudo más que llorar de alegría. “No podía tocarlos. Eran mínimos. Fue muy emotivo”, recordó Perpetual sobre aquel momento tan mágico.
Los bebés permanecieron en el hospital durante 115 días y finalmente les dieron de alta. Habían nacido en medio de las circunstancias más impensadas pero lograron sobrevivir y ahora podrán reunirse con su madre.
“Pasaron dos semanas sin poder ver a su madre. Eso me hizo sentirme triste, pero lo más importante es que sobrevivieron y toda está saliendo bien”, dijo Perpetual.
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