Aimee Green y su pareja Ryan Conroy optaron por tener a su bebe en su casa, pero ocurrió lo peor, la beba nació sin vida.
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Los futuros padres se encontraban esperando a su hija Luna Valentina. Ellos querían que todo el procedimiento ocurriera en su casa y no en un hospital.
La pareja explicó que durante meses se estuvieron preparando a la ocasión, aprendieron sobre técnicas para facilitar el alumbramiento, haciendo consultas y contactaron parteras para asistirlos. Cuando llegó el día, ambos pensaban que estaban listos y tenían todo controlado.
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Por desgracia, no salió todo como estaba planeado, el cordón umbilical de la pequeña Luna se rompió en los últimos momentos del parto, sucediendo lo peor.
La mujer se sintió totalmente responsable de lo ocurrido: “Fue mi culpa”, indicó.
Cuando nació, la niña no lloraba, por lo que la llevaron a la mesa de resucitación que tenían preparada en la cocina.
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“Esperamos durante cinco minutos a escuchar su llanto. No podía hablar, no podía pensar ni hacer nada. Tomé la mano de Ryan y oré al universo por escuchar llorar a nuestra niña”, escribió Aimee Green en su crónica.
“Fue mi culpa, ¿por qué tuve un parto doméstico?, ¿por qué no les hice caso?, ¿por qué fue una bebé perfectamente normal durante todo el parto menos en los minutos finales?, ¿cómo me disculparé con Ryan?…”.
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Luego de pasar por el peor momento de sus vidas, la pareja sintió que lo único bueno que podían sacar de todo esto era ayudar a otros padres en la misma situación.
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Por lo tanto, crearon un proyecto homenajeando a su bebé llamado “Luna´s Found”, el cual ofrece servicios como tratamientos terapéuticos para ayudar a la recuperación emocional y física del trauma, re decoración de la habitación que iba a ser para el bebé, y demás.