Una mujer le pagó a una amiga y al hermano de esta, un total de 5.
000 dólares para que el chico se casara con ella en un intento de evitar que sus padres siguieran regañándola por no estar casada. Ambos tuvieron sus certificados de matrimonio y la estrategia pareció funcionar, hasta que su falso marido decidió que no ayudaría con el divorcio planificado.
La joven, a la que se le dio el nombre falso de Sara, tiene 29 años de edad. Se mudó sola a la provincia de Zhejiang en China luego de culminar la escuela secundaria. Para sobrevivir, inició un negocio de ropa. Aunque su negocio iba mejorando día tras día, no se esforzaba en buscar una relación.
Sus padres, estaban muy preocupados porque ella encontrara una pareja. En China, el trabajo de un padre no está completado hasta que sus hijos dan a luz a un nieto. Es por eso que, la preocupación de los padres de Sara empezó a aumentar.
Sara se fue de la casa de sus padres para vivir en la costa este de China. A medida que su hija se hacía mayor, sus padres se preocupaban más por las posibilidades de tener un nieto. Llamadas telefónicas de ellos llegaban constantemente a Sara, obligándola a conseguir esposo. Es por eso que Sara salió y se encontró un marido.
Sara se quejaba con su amiga María (también un nombre falso) de los regaños de sus padres. María la consoló y trató de ayudarla pensando en una forma de solventar el inconveniente. María le sugirió que consiguiera un esposo falso. De esa forma, Sara podría recibir su acta de matrimonio para demostrar a sus padres que estaba casada.
María sugirió que Sara y el esposo falso podrían organizarse para no tener que vivir juntos, y luego de un tiempo, podrían divorciarse en secreto. Sara aprobó la idea. María sugirió que Sara se casara con su hermano mayor Juan, también un nombre falso. Juan, 12 años mayor que Sara, no era particularmente atractivo y tenía poco en común con Sara. Juan no tenía un ingreso estable.
Antes de la sugerencia de su hermana, los dos no se conocían. Sara sentía que casarse con un extraño era mejor que lidiar con la insistencia de sus padres.
Para finalizar el matrimonio, primero se concertó un acuerdo financiero. Sara pagó 5.000 dólares a María y Juan por su ayuda. Sara y Juan acudieron luego a la oficina del gobierno para obtener sus certificados de matrimonio. Sara incluso dijo que iba a cambiar su residencia oficial por la de Juan.
Sin embargo, los dos no se volverían a ver luego de recibir los certificados. Sara regresó a su ciudad natal para visitar a sus padres con los certificados en mano. Aunque los padres ni siquiera llegaron a conocer a su supuesto yerno, confiaron en las afirmaciones de su hija.
Luego de tres años de matrimonio, Sara decidió que era el momento de poner fin al falso casamiento. Le solicitó a Juan que se uniera a ella para que la corte realizara el divorcio, pero no pudo encontrar a Juan.
Cuando Sara pedía ayuda a María, siempre contestaba: “Juan está trabajando”. Eventualmente María empezó a ignorar a Sara también. Sara presentó las solicitudes de divorcio ante la corte, las cuales fueron concedidas ya que Juan nunca se presentó.
¿Estarías dispuesto a engañar a tus padres con un matrimonio falso, solo por dinero? Deja tu respuesta en los comentarios y COMPARTE esta historia con tus amigos.