Victoria Maddock, de 27 años, pensó que solo tenía un lagaña en el ojo.
Tres días después, se despertó sin visión.
Ella había pasado un tiempo con visión borrosa en su ojo derecho, pero trató el problema con gotas para los ojos. Cuando comenzó a sentir que estaba “mirando a través del fondo de una botella de leche”, fue que decidió ir a un médico.
Fue diagnosticada con síndrome endotelial iridocorneal (ICE). También desarrolló glaucoma, una condición que generalmente ocurre en personas mayores de 70 años.
Se sometió a una cirugía para drenar líquido en su ojo dos veces, ya que la primera vez no tuvo éxito.
“Si lo hubiera dejado pasar incluso solo un día más, podría haber perdido la vista por completo en el ojo derecho debido a la acumulación de presión; ni siquiera soporto pensar en eso”, dijo Maddock.
“La gente piensa que el glaucoma es una enfermedad de personas mayores, pero soy una prueba viviente de que puede afectar a cualquiera”.
“Estoy tan agradecida de no haber demorado más de lo que lo hice para que un especialista me revisara”.
“Durante unos días mi ojo había estado fallando y no pensé que fuera algo grave en absoluto”.
“Entonces, un día me desperté y no podía ver con el ojo derecho, era como si le hubieran colocado un vidrio oscuro”.
Los médicos le dijeron que la presión en su ojo derecho era muy alta y que fuera directamente a un hospital donde le diagnosticaron el síndrome ICE.
“Al final de la evaluación inicial estaba rodeada por un grupo de médicos, todos insistiendo en mirarme los ojos, ya que era inusual ver ICE en alguien de mi edad”, dijo.
Los síntomas de ICE incluyen anormalidades del iris, hinchazón de la córnea y un alto riesgo de desarrollar glaucoma.
“Fue bastante estresante. Nadie podía creer que tuviera glaucoma tan joven. Un médico dijo que solo había leído sobre casos como el mío antes, pero jamás visto en persona”, dijo.
Los médicos la reservaron para una trabeculectomía, que consiste en extraer parte del iris para drenar el líquido con mayor facilidad. Después de la segunda operación, su ojo se ha mantenido estable.
Maddock agregó: “Nunca en un millón de años hubiera pensado que esto me podría suceder”.
“Me pongo las gafas para mirar televisión e ir al cine y eso es todo”.
“Ahora he insistido en que todos mis amigos y familiares revisen sus ojos lo antes posible. No importa si tienes una visión 20/20, o si eres tan ciego como un murciélago, solo ve al médico”.
¡Comparte esto con tus amigos! Nunca sabes a quién podrías animar a ir a tiempo a una revisión.