Una enfermera no dudo en darle una mejor vida a una pequeña con una vida muy corta.
“Si va a vivir una vida tan cortita sería bueno que tuviera una mamá”, pensó Nuria Pérez, una enfermera en Argentina que no dudó en adoptar a la pequeña Zoe cuando la conoció.
Esta mujer con un gran corazón tuvo un hermoso gesto que pocos tendrían.
En la sala de neonatología, donde solía trabajar, se encontró con una bebé que le cambiaría la vida.
Un día, se encontró con Zoe, una recién nacida que habían abandonado. La bebé dormía en una camita al igual que los demás pequeños, la diferencia es que nadie la llevaría a casa.
Sin embargo, la pequeña padecía de hidranencefalia, una rara enfermedad la cual hace que en vez de hemisferios cerebrales, tenga dos bolsitas de líquido en su cráneo. Por lo tanto, su expectativa de vida era de alrededor de un año.
“Al no tener sus hemisferios formados no podía ver, tampoco escuchar, obviamente no iba a poder caminar. Pero sí tenía formado el tronco cerebral, lo que hacía que el funcionamiento de sus pulmoncitos y de su corazón estuvieran activos”, dijo la enfermera a medios locales.
Pasaban las semanas en el hospital Eva Perón, en Santa Lucía, al norte de Argentina, y la condición de la bebé era la misma: sin familia y con prácticamente sus días de vida contados.
Pero la enfermera Nuria sabía que debía hacer algo para ayudarla.
Ella ya era madre de un pequeño de 9 años y le partía el alma ver a esa bebé así, abandonada.
“Un mes después de conocerla, mes y medio, le dije a mis compañeras: ‘Yo voy a ser la madre’”, agregó.point 192 |
“Pensé: ‘Si va a vivir una vida tan cortita sería bueno que tuviera una mamá, un hermano, abuelos, tíos, primos, una casa, una cama, su ropita, sus juguetes’.point 353 |
Creo que hay muchas maneras de ser madre, y la adopción era una manera distinta a la que yo conocía“, continuó esta enfermera sobre los motivos que tuvo para tomar la decisión.point 161 | 1
Al averiguar más sobre la vida de la pequeña, Nuria encontró que la madre biológica de Zoe era una chica joven sin posibilidades económicas de hacerse responsable de ella. Y cuando lo habló con su familia, la respuesta fue positiva. Así se convirtió en la nueva madre de Zoe.
“Yo siempre la traté como a cualquier niño. Nunca en mi cabeza estuvo que ella sufría o ‘pobrecita, mi bebé’.
“Obviamente que tuvimos miedos, inseguridades, mucho más cuando se acercaba la fecha límite. Más allá de que uno supiera que en algún momento iba a suceder, nunca estás preparado para la muerte, mucho menos la de un hijo”, añadió.
Nuria aún se acostumbra a vivir con la pérdida de Zoe, pero con el orgullo de ser una madre noble y ejemplar.