“Me acuesto con el jefe de mi marido para que pueda mantener su trabajo, pero no me siento culpable por hacerlo”.
Una mujer ha estado teniendo sexo con el jefe de mi esposo para salvar su trabajo.
Ella afirmó “Lo aplastaría si se enterara, pero ha sido tan bueno no preocuparnos por nuestras finanzas durante la Navidad”.
“Mi esposo y yo tenemos treinta y tantos años y tenemos tres hijos de 12, nueve y siete años. Soy madre a tiempo completo y su trabajo es en una empresa de embalaje”.
“Es un gran trabajador, pero no de los que lanzan muchas ideas. Estaba por detrás de sus compañeros para que lo trasladaran a la gerencia”
“Cuando la empresa anunció que se estaba reestructurando hace un par de años, me preocupaba que mi esposo fuera el más probable de perder su trabajo. Último en entrar primero en salir.”
“Una noche, yo estaba haciendo el recorrido del supermercado mientras él se quedaba con los niños. Pasé por delante de la fábrica y pude ver el coche de su jefe todavía en el aparcamiento. Tiene unos 50 años.”
“Antes de que pudiera perder los nervios, entré y fui a su oficina. Estaba solo trabajando.”
“No era mi intención, pero me eché a llorar y básicamente le rogué que no despidiera a mi marido porque teníamos tres hijos en la escuela primaria y lo perderíamos todo.”
“Dije que haría cualquier cosa para ayudar a mi hombre a conservar su trabajo. “¿Cualquier cosa?” preguntó, y se sentó allí mirándome. Luego apartó la silla del escritorio y se volvió hacia mí. Su significado era obvio.”
“Cuando me aparté, dijo: “Prometiste, ‘Cualquier cosa'”. Se puso de pie y me apoyó contra su escritorio. Él tuvo sexo conmigo, luego rápidamente junté mi ropa y me fui.
Recuerdo que me alejé sintiéndome aliviada de haber salvado el trabajo de mi esposo. Honestamente, nunca me sentí culpable por eso y no volví a pensar mucho en eso. Mi esposo mantuvo su trabajo y la vida siguió adelante.”
Pero gracias a Covid, las cosas han vuelto a ir mal en el trabajo como lo hacen los envases para las cadenas de comida rápida, que se han visto muy afectadas.
“Llamé para ver al jefe de mi esposo cuando estaba trabajando hasta tarde durante la pandemia y nuevamente antes de Navidad. No es una coincidencia que mi esposo todavía tenga su trabajo y podamos permitirnos comprar hermosos regalos para los niños.
Pero no siento ninguna culpa. Sé que mucha gente me llamaría prostituta, pero creo que estoy haciendo mi parte para proteger a mi familia y nuestras finanzas. Por otro lado, debe estar molestándome o ¿por qué estaría escribiendo?”
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