Laura y Mark son una pareja cariñosa de Texas que adoptó a su hijo a través del cuidado de crianza.
Estaban tan felices y satisfechos con su creciente familia que decidieron adoptar otro niño, esta vez desde el extranjero.
Cada ciertos meses, el hogar adoptivo les enviaba a Laura y Mark nuevas fotos de la bebé Malea. Al no haberla conocido en persona todavía, “vivieron y respiraron por estas imágenes”.
No pasó mucho tiempo antes de que viajasen a Tailandia y trajeran a la pequeña Malea a casa para siempre.
Un par de meses más tarde, Laura recibió un nuevo lote de fotos de Malea tomadas durante sus últimos días en cuidado de crianza, y esta vez, Laura quedó absolutamente impresionada por lo triste y diferente que se veía. No era la niña pequeña, con un espíritu brillante y una gran personalidad, a quien había llegado a conocer y amar.
Entonces, Laura encendió la cámara mientras Malea estaba durmiendo y grabó un video titulado, “¡Esa no es mi hija!”
Verás, estas imágenes representaban a una niña con tristeza en sus ojos. Aunque Malea estaba bien atendida en hogares de guarda, su espíritu simplemente no pudo emerger en ese ambiente. Ella fue trasladada de casa en casa y no tenía estabilidad. Estas fotos sirvieron como un claro recordatorio de cuán desesperadamente Malea (y huérfanos en general) necesitaban una familia amorosa para siempre.
A pesar de que solo habían pasado dos meses desde que ella adoptó a Malea, las fotos trajeron muchas emociones.
“Los ojos huérfanos muestran la necesidad de amor y familia”, dice Laura. “¡Esperamos que podamos alentar a otros a traer bebés a casa!”
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