La muerte de una mujer que ayudaba incondicionalmente a su hija enferma quien padecía múltiples enfermedades y estaba postrada en una silla de ruedas reveló la triste realidad de la historia de una madre e hija que eran muy queridas en Springfield, Missouri.
Gypsy estaba en una silla de ruedas desde los 7 años, era discapacitada física y mentalmente, tenía distrofia muscular, epilepsia, leucemia, asma y hasta un tubo por el cual la alimentaban.
Eso fue lo que hizo creer a todos la madre de la niña, incluyendo familiares, conocidos y las organizaciones que por años les dieron cantidad de donaciones, ya que su historia conmovía a todo aquel que la “conocía”.
Una casa adecuada a las “necesidades de la pequeña”, viajes gratis a Disney World, cirugías que no necesitaba, fue recetada con medicamentos para enfermedades que no padecía, lo cual provocaba que se deteriorara su salud, incluso se le cayeron los dientes y su aspecto físico parecía ser el de una persona enferma.
La menor que todos creían enferma fue creciendo y su único escape en ese momento fue internet, donde conoció a un joven de 26 años de edad, en una página cristiana de citas, con quien se refugió y pronto planearían escaparse juntos para vivir una vida feliz, sin embargo, primero tenían que deshacerse de la persona que le causaba daño a Gypsy: su madre.
La chica comentó que le tenía miedo a su progenitora como para decirle la verdad a los doctores, ya que ella la golpeaba y la amenazaba con el hecho de que todos creían que tenía retraso mental, por lo que nadie le creería si lo contaba.
Ese día llegó y fue el 14 de junio cuando en el perfil de Facebook de Dee Gyp Blancharde, una cuenta que compartían la madre de 47 años y su hija de 20, se leía una comentario que decía: “Esta perra está muerta”.
Sus amigos empezaron a responder con mensajes de preocupación, esperando que se tratara de una broma o de que hubieran perdido el teléfono y estuviera en manos de alguien más. Sin embargo, minutos más tarde leyeron algo peor: “Yo acuchillé a esa cerda y violé a su dulce hija… sus gritos fueron tan fuertes”.
La gente empezó a preocuparse y fue cuando vecinos y agentes llegaron al lugar donde vivían, una vivienda que les había regalado una organización, encontraron a la madre apuñalada 16 veces y su hija no estaba.
Las autoridades dieron con Gypsy Rose y su novio secreto, con quien había escapado luego de que este matara a su madre después de haberlo planeado juntos. La policía no conocía la verdadera historia, sin embargo, al verla caminar fue un indicio de que algo no iba bien.
Así descubrieron el engaño, ya que Gypsy no era una adolescente con mentalidad de niña de 7 años; tenía más de 20 y había sido manipulada toda su vida por su madre para hacerle creer que estaba muy enferma. Los sospechosos del crimen fueron arrestados en la casa de este en Wisconsin y a partir de sus confesiones empezaron a resolver el gran misterio.
Gypsy Rose fue sentenciada a 10 años de prisión luego de declararse culpable de asesinato en segundo grado al admitir que planeó con su novio el crimen de su madre debido a los años de abuso. La joven asegura que esa era la única manera de liberarse de ella e incluso ha dicho que ahora se siente más libre de lo que estaba.
“Ahora siento que soy más libre en prisión que viviendo con mi madre. Porque ahora tengo permitido vivir como una mujer normal”, dijo en una entrevista.
Varios expertos que han estudiado el caso consideran que “Dee Dee” Blanchard tenía el síndrome de Münchhausen por poder, un trastorno mental por el cual un padre o cuidador de otro exagera o atribuye enfermedades físicas o mentales a las personas a su cargo con el fin de generar simpatía o llamar la atención. Todos comenzaron a temer por Gypsy, sin embargo, las cosas no eran lo que parecía.
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