Cuando su madre les pidió a Eliza, de 8 años, y a su hermana mayor, Olivia, de 11, que la ayudaran a sacar dos gatitos de debajo de la cama, pensaron que era una petición inofensiva.
Sin embargo, el 20 de septiembre de 2018, lo que sucedió fue un acto de violencia tan brutal que dejó a todos conmocionados e incrédulos. La madre, Julie Orellana, de 47 años, disparó a sus dos hijas con una pistola y mató a una de ellas en su residencia en Gerrardstown, West Virginia (EEUU).
Mientras Olivia logró escapar, su hermana no pudo. Más tarde, su cuerpo fue encontrado con múltiples puñaladas y heridas de bala. Olivia logró saltar por la ventana a otra habitación, pero recibió un disparo en la pierna.
Orellana se declaró culpable de los cargos de asesinato e intento de asesinato el 9 de enero de 2020. También fue acusada inicialmente de delitos graves de agresión maliciosa y uso de un arma de fuego.
En 2018, un vecino que encontró a Olivia herida llamó de inmediato a la policía, pero para entonces, Orellana ya había huido del lugar.
Según información de medios de la localidad, la Policía Estatal de Virginia Occidental respondió a una llamada sobre una niña que sangraba por una herida de bala en una residencia en Tall Pine Lane.
Orellana se escapó del lugar en su camioneta, pero la policía no tardó mucho en encontrarla.
Pronto abandonó su coche y siguió corriendo a pie. En la casa, la policía encontró el cuerpo de Eliza en el piso de la sala con heridas en varias partes del cuerpo: cuello, pecho, espalda y abdomen. Estos fueron de múltiples puñaladas con un cuchillo y disparos.
Según un informe de otro medio de la localidad, Orellana había usado un cuchillo de carne, una pistola automática Taurus de 9 mm que le encontraron. La policía también encontró una “carta de seis páginas manchada de sangre” que indicaba los motivos de Orellana para el tiroteo.
Sin embargo, el contenido de la carta aún no se ha hecho público. Ella le dijo a la policía que tenía la intención de matar a sus hijas y luego quitarse la vida.
La policía encontró a la madre luego de una extensa búsqueda con ayuda de otras agencias investigadoras horas después de que Orellana cometiera el crimen. Orellana había huido al bosque después de abandonar su todoterreno.
Actualmente se encuentra detenida en la Cárcel Regional del Este sin ninguna fianza fijada para su liberación. El jurado debe decidir si Orellana puede solicitar la libertad condicional después de 15 años tras las rejas o si debe pasar el resto de su vida en prisión.