Pablo Emilio Escobar Gaviria, el capo del cartel de Medellín y el narcotraficante más importante de la historia, fue sin duda el terror de Colombia durante muchos años hasta el día de su muerte.
A continuación, te presentamos algunos de los lujos más absurdos que Pablo Escobar disfrutó en vida.
Su hacienda Nápoles
Entre las múltiples propiedades que Pablo Escobar poseía en Colombia, destaca su hacienda llamada Nápoles.
Para que tengas una idea de cuán grande y extravagante era, contaba con 27 lagos artificiales, 3 zoológicos, un parque jurásico con réplicas de dinosaurios en tamaño real y una pista de motocross considerada la más grande de América Latina.
En la hacienda de más de 3 mil hectáreas, existían dos helipuertos, una pista de aterrizaje de un kilómetro de largo y su propia gasolinera.
El servicio doméstico
Todas las empleadas del servicio doméstico de la hacienda Nápoles, usaban ropa diseñada únicamente para ellas, además recibían cuidados personales como manicura y cursos de automaquillaje.
Las flores del penthouse
Una de las pasiones de Pablo Escobar, eran las flores. En su penthouse de 1700 metros cuadrados, en el edificio Mónaco en Medellín, no podían faltar las flores frescas todos los días, por lo que las flores eran llevadas desde Bogotá en su avión privado a diario.
Las fiestas de Año Nuevo
Para las fiestas de fin de año en la hacienda Nápoles, se ordenaba la importación de gigantescos contenedores de pólvora y fuegos artificiales que valían 50 mil dólares cada uno.
Las fiestas temáticas
Tata, la mujer de Pablo Escobar, amaba las fiestas temáticas. Según cuenta su hijo, las fiestas de disfraces, para las cuales enviaba a la casa de cada uno de sus invitados un grupo de sastres y modistas para que les diseñen sus propios trajes perfectamente.
Las fiestas de cumpleaños
En cada fiesta de cumpleaños Pablo Escobar, rifaba entre sus invitados valiosas obras de arte de reconocidos artistas internacionales. Cada una de estas obras podía llegar a valer miles de dólares.
Los regalos para su hijo
El hijo de Pablo en su libro Pablo Escobar, Mi padre. Juan pablo narra lo siguiente:
“En mi noveno cumpleaños, 1996, recibí un regalo único que en medio de mi inmadurez no tuvo mayor significado: un cofre con las cartas de amor originales que Manuelita Sáenz le escribió al libertador Simón Bolívar. También recibí varias medallas del libertador. […]
En 1988, cuando cumplí once años, ya tenía una colección de cerca de treinta motos de alta velocidad, así como motocross, triciclos, cuatrimotos, carts, y buggies de las mejores marcas.
También tenía treinta motos de agua.
[…] Tenía trece años y se decidió que para minimizar los riesgos de seguridad yo tuviera un apartamento de soltero; el lugar tenía dos grandes habitaciones, la mía con espejos en el techo, bar con diseño futurista, piel de cebra en el living y una silla de Venus”.
Incluso recibió motos de edición limitada Harley Davidson que le fueron decomisadas y ahora son exhibidas en museos.
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Fuente: Badabun