A principios de noviembre del 2017, Monika se preparaba para casarse .
Mientras la peinaban y maquilaban ella pensaba que su vida sería muy desdichada al lado de una persona que no amaba. Había mucha gente encargada de realizar la ceremonia, Monika cuando tuvo una oportunidad en que nadie la veía llamó al 1098.
Las estadísticas indican que la India es uno de los principales países donde se celebran bodas con niños, la ley no admite este tipo de matrimonios, solo puede suceder entre personas mayores de 18 años.
PETER LENG / NEHA SHARMA
La boda de Monika era ilegal, pero iba a suceder ya que es común que muchas personas no estén registradas en el país, es decir que no tienen documentos que avale su identidad, entonces los padres pueden mencionar que Monika tenía mucho más edad y de esta manera nadie puede oponerse.
“Mamá y papá me dijeron que habían encontrado un hombre para mí en Churu y que era muy amable, educado y trabajaba como obrero. Sentí que era demasiado joven y que no debía casarme. Quería estudiar y convertirme en maestra.”
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Monika estaba desesperada realmente no deseaba casarse, quería seguir estudiando y disfrutar su soltería. Vivir las experiencias que correspondían experimentar a su edad.
“La vida se acababa para mí. Después de casarnos ya no podría jugar, solo encargarme de tareas domésticas. Mi familia política me habría obligado a hacer un montón de trabajos. Solo trabajar”.
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Monika sentía que estaba viviendo dentro de un sueño, pero no era así. La preparación de su boda la tenía muy nerviosa, pensó de qué manera podría impedirla, entonces recordó que había un número que ayudaba a niñas en situaciones como la suya. Monika estaba aterrada pues de ser descubierta tendría serios problemas, pero tuvo la fuerza para hacerlo, marcó el número y mencionó:
“Soy joven, no quiero casarme, quiero estudiar. ¿Pueden detener mi matrimonio?”
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Le contestaron que se tranquilizara y que irían a su rescate. Monika había llamado la fundación Urmul. Preeti Yadav fue quien le había respondido. Era un reto muy grande salvar a esa niña, pues contaban sólo con 3 horas para detener la ceremonia, no obstante lo lograron. Llegó la policía y al no tener la documentación necesaria para celebrar el casamiento, lo suspendieron.
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La familia intentó convencer a las autoridades de llevar a cabo la boda, pero ellos se mostraron renuentes. Monika no podía creerlo, se siento muy contenta, sin embargo su felicidad duró poco, pues la familia decidió ignorar a las autoridades y realizar la boda en otra parte. Monika, nuevamente, en cuanto tuvo la oportunidad, volvió a marcar el número donde le habían ayudado. Fue entonces cuando Preeti llegó acompañado con muchos policías.
“Cuando nos vio sonrió, aunque no dijo nada. Sabía que habíamos ido para detener su boda. Estaba feliz.”
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La policía fue mucho más severa y obligó la familia a firmar un documento donde se menciona que no volverían a casar a Monika, ya que les explicaron era ilegal y sólo se podía realizar entre personas que tuvieran dieciocho años o más. En caso que volvieran intentar casarla, tendrían grandes problemas, inclusive podrían ir a la cárcel.
Existen diferentes organizaciones como Urmul, que se dedican a impedir este tipo de ceremonias y apoyan a las niñas que por sus familias son obligadas a contraer nupcias contra su voluntad. La llamada que realizó Monika a esta fundación cambió el rumbo de su vida.
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