Jill pensaba que había conocido al “amor de su vida”, un hombre con el que compartiría sus días.
Ella estaba muy emocionada por llegar al altar con su gran amor. Pero su historia no fue así, ya que su futuro esposo, nunca llegó al altar. A pesar de esta gran decepción, Jill seguía muy enamorada y perdonó a su novio. Siguieron en una relación nada sana, pues él le pidió que abortara a su propio hijo.
A pesar de que Jill se quedó sola en el altar, perdonó a su novio y al poco tiempo no tardó en descubrir que estaba esperando un hijo suyo. Él se rehusó a ejercer la paternidad y le pidió que abortara a su hijo. Jill cegada por el “amor” que sentía por su novio, accedió a practicarse el aborto.
Cuando Jill llegó a la clínica donde la practicaría el aborto, conoció a dos mujeres “pro-vida” que le pidieron pensar bien en su decisión. Jill no se encontraba del todo segura, las chicas la hicieron dudar.
En el momento que iba a ser su turno, estaba muy tensa, estuvo por arrepentirse, pero no fue así. Jill cuenta que en el consultorio, el personal la trato con frialdad e indiferencia. Le practicaron un ultrasonido para saber el estado del bebé. En un principio el personal no se lo quería enseñar, pero Jill sabía que estaba en su derecho.
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Cuando Jill vio el ultrasonido se estremeció. Llamo a su ex prometido para decirle que no quería practicarse el aborto, que estaba absorta viendo el rostro y el cuerpo de su hijo. Su ex prometido le contestó que si quería tener al bebé, él no la apoyaría, que se olvidara de él.
Jill por un instante tuvo miedo al recordar lo que antes le había mencionado la gente, ¿qué harás con bebé tú sola?, ¿de dónde sacarás los recursos para mantenerlo? Ella tenía miedo, pero el amor que sintió al ver la imagen de su hijo fue más fuerte.
Jill salió de la clínica decidida a seguir con su vida al lado de su hijo.
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A los pocos meses nació su hijo Nicholas Joseph. Ella mencionó unas palabras, que cree pueden ser motivadoras para muchas personas que se encuentran en las mismas circunstancias.
“Piensa en tu pasado, cuando eras una inocente e invencible niña. ¿Cuáles eran tus esperanzas y tus sueños? ¿Esa fuerte niña consideraría matar a su bebé? Yo sé que planeaste crecer, conocer al hombre de tus sueños, enamorarte, casarte y tener una familia, pero Dios tiene un plan distinto para ti. Tus sueños simplemente han cambiado. El plan de Dios ahora es que tengas una familia, aunque seas solo tú y tu hermoso bebé, todo estará bien”.
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