Sebastián Alejandro Amurin D´Amico, de 23 años de edad, publicó en redes su caso para solicitar ayuda.
Cuando tenía 18 años le detectaron un bulto pequeño que había crecido en el maxilar derecho de su rostro, con el paso del tiempo la protuberancia fue incrementando de tamaño. En una de las primeras pruebas diagnósticas determinaron que la causa del tumor era una malformación de células musculares.
El chico vive en el barrio Las Catonas, Moreno Buenos Aires, la capital de Argentina, con su madre y su hermano. Se dedica a trabajar en un centro de monitoreo de Cámaras de Seguridad del municipio, además, es animador de boliches, disc-jockey y sueña con ser médico cirujano.
La primera vez que recibió atención médica fue en el Hospital Ramos Mejía, en el área de Cirugía Maxilofacial, en diciembre del 2014 lo sometieron a una microcirugía para hacerle una biopsia. En enero del año 2015 lo diagnosticaron con un sarcoma embrionario de mejilla derecha y lo derivaron al área de Oncología.
Lo sometieron a quimioterapia y radioterapia, fue operado en diversas ocasiones, sin embargo, un año más tarde el tumor regresó. En agosto del 2017, lo remitieron al hospital Pirovano donde lo operaron, y recibió el alta médica luego de tres meses de control. Desafortunadamente, ocho meses después, el cáncer volvió.
“En noviembre del 2018 estuve con radioterapia, sin embargo, lo abandoné por la alta toxicidad. Mi cuerpo no pudo responder, sentía un fuerte dolor, estaba descompensado y me suministraban morfina cada cuatro horas”, comentó Sebastián.
Lo sometieron a sesiones de quimioterapia, sin embargo, tras una disfunción plaquetaria presentó problemas de coagulación sanguínea. Decidieron suspender el tratamiento y recomendarle que permaneciera en casa aislado recibiendo cuidados paliativos. “Me dijeron que me quedaban dos meses de vida. Regresé a casa con ataques de pánico”, añadió el joven.
Ahora es atendido en el Hospital Oncológico de José C. Paz, donde recibe un tratamiento con el fármaco Pazopanib de 800 ml, una medicación de tercera línea ante la lenta respuesta del cáncer. Sebastián se enfrenta a ataques de ansiedad, y la tristeza e incertidumbre que le produce su condición. Solamente espera encontrar a un equipo médico que se atreva a operarlo para mejorar su calidad de vida.
“Pienso que no merezco morir tan temprano, quiero vivir en paz”, dijo el chico. “Necesito un equipo quirúrgico y un establecimiento médico donde se animen a hacerme una cirugía de alta complejidad, porque hay muchas partes comprometidas”, agregó.
Su enfermedad es conocida como rabdomiosarcoma embrionario suele desarrollarse en el área de la cabeza, cuello, vías urinarias o genitales. Es un tipo de tumor de un acelerado crecimiento que suele tratarse con quimioterapia, radioterapia y cirugía. Sebastián, publicó un video en su perfil de Instagram, pidiendo ayuda a sus seguidores y los instó a difundirlo.
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