Esta joven cuenta cómo durante su primera sesión en la clase llamada “Desarrollando intimidad con Dios”, Dios realmente respondió su oración.
Cuando le dijo al Señor que se sentía sola, Él respondió que también la extrañaba. Lindsay no tenía clara su respuesta porque esa no era la respuesta a su pregunta.
Él le respondió a Lindsay que la soledad es solo una mentira. En realidad no existe. La razón por la que se siente de esta manera es porque secciona su vida y lo involucra solo en los asuntos espirituales, mientras que Él está incluido en todos los asuntos de la suya.
Nunca la ha dejado sola y ha esperado todo este tiempo para recibir un reconocimiento de ella.
Estas oraciones la dejaron llorando y le preguntó a Dios ¿qué pasaría si dejara de seccionarlo y lo tenía presente en cada momento? ¿Cómo sería su vida entonces? Y Él respondió que su vida sería como despertarse por la mañana y verlo sentado al lado de su cama y desearle buenos días.
Le gustaría preguntarle qué ponerse, salir a almorzar con Él, presentarle a sus amigos no creyentes, mirarlo cada vez que tenga un mal día o necesite un hombro para llorar, y compartir con Él su día a día, su vida cotidiana.
Dijo que no es solo un padre que quiere que ella haga todo lo espiritual y que solo adore, sino que también quiere salir a caminar por el parque con ella. Él dijo que la creó para intimar, no solo en oración o en la iglesia, sino en todo lo que ella hace.
Dijo que la ama y que además de pasar la vida eterna con ella, también quiere pasar la vida terrenal con ella.
Lindsay estaba en oración, pero ese momento le abrió el corazón y cada oración, cada palabra comenzó a tener sentido para ella por primera vez en su vida.
Ella dice que darse cuenta y reconocer a Dios ha cambiado totalmente su vida para siempre. Le ha abierto el corazón a la intimidad y ha transformado la forma en que solía ver a Dios.
¿Qué piensas de las “revelaciones” de esta joven?