Muchas personas aseguran que la inteligencia artificial algún día saldrá de control.
Incluso hay teorías del posthumanismo que predicen que la tecnología nos rebasará y llegará un punto en el que las máquinas dominen al ser humano. Lo biológico dejará de ser más valioso por ser imperfecto y poco duradero como lo puede ser una máquina o un sistema.
Lo cierto es que esta teoría aún es muy ambiciosa y lejana, aunque los avances han llegado a lugares inimaginables y cada día se descubren nuevas cosas. Sin ir más lejos, empresas como Google ya utilizan desde hace tiempo la IA, es por esta herramienta que se puede hacer más eficiente una búsqueda en la red.
Actualmente existen algunos proyectos de compañías que elaboran sofisticados sistemas de inteligencia artificial, incluso varios de estos robots ya son muy famosos y son capaces de llevar una conversación promedio con cualquier persona. Incluso algunos ya usan algunos rasgos característicos de los humanos como reacciones faciales o sentimientos programados.
Pero para el catalán Sergi Santos, se puede ir más lejos. Santos es uno de los inventores de los robots sexuales y asegura que muy pronto existirá la opción de poder tener un hijo entre un robot sexual y un ser humano. Algo que incluso sería sorprendente en cualquier película de ficción.
El empresario e inventor predice que los humanos llegarán a tener hijos con las máquinas.
Es considerado el inventor del primer “robot sexual” pues aunque ya habían ciertos diseños anteriores que apuntaban a la interacción, fue realmente Santos quien lo llevó a cabo. El no duda en que en algún momento con una tecnología avanzada se podrán consumar los matrimonios entre robots y humanos, además, procrear hijos.
Declaró que ha estado trabajando en esa idea.
Para conseguir su objetivo ha trabajado diseñando una formula en que pueda fusionar su mente con la información de su creación más famosa, una robot sexual llamada “Samantha Silicón”, de esta manera, el resultado sería una mezcla entre ambos, una descendencia junto con su creación.
Sergi se ha encariñado tanto con Samantha que asegura que ha mejorado la relación con su esposa.
Efectivamente, Sergi tiene ya 16 años de casado, su esposa y compañera de trabajo es Martisa Kissamitaki, ella se encarga del diseño de algoritmos de inteligencia artificial.
Incluso ambos tienen un laboratorio en donde diseñan sus robots en Barcelona.
Allí se diseñan y fabrican las muñecas sexuales que ponen a la venta por 3 mil euros cada una.
Son creaciones personalizadas pues asegura que ha descubierto un algoritmo de IA que se mezcla con las características de los nuevos propietarios de las muñecas.
Incluso señaló que un programa de computadora podría ser el cerebro con una inteligencia artificial, y el cuerpo una impresión en 3D.
Sergi declaró al diario “The Sun” que:
“Usando el cerebro que creé lo programaría para que tuviera un genoma”
Además agregó:
“De esta manera podría tener los valores y conceptos abstractos que tenemos los humanos, a partir de eso hacer un bebé robot sería extraordinariamente simple”
“Crearía un algoritmo que capture mis creencias y valores y luego lo mezclaría con lo que ella piensa”
“Eso es todo, ese sería el hijo mío con la robot, no veo ninguna complicación”
Samantha Silicón es capaz según Sergi Santos de tener una “cercanía emocional”. Se trata de una chica de ojos verdes claros, cabello negro y figura exuberante.
Samantha está conformada con una vagina perfectamente construida y funcional, incluso cuenta con un punto G.
Esta robot sexual habla español con acento americano y si es estimulada correctamente puede simular un orgasmo.
Tiene dos funciones para su respuesta al contacto que son “modo sexual” o “modo familia”, además cuenta con sensores que se activan al contacto.
Estos sensores están estratégicamente colocados en la boca, hombros, caderas y vagina de Samantha Silicón.
Puede decir algunas frases eróticas con frecuencia como son: “¿y ahora que vamos a hacer?” o “voy a ser tuya todo el tiempo”.
Y a ti, ¿Te parecería buena idea tener un hijo con un robot sexual?
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Imágenes: © Reuters