La investigación empezó a mediados de mayo, cuando una mujer abandonó a su hijo de cuatro años de edad en una parada de autobuses al sudeste de Brasil.
Sin embargo, dejó de ser sospechosa para convertirse en una de las víctimas de una historia llena de abusos. Ella comentó que su intención no había sido abandonar a su pequeño, porque no quisiera estar con él, sino para salvarlo.
El hecho ocurrió hace unos años cuando su padre, Miguel Ángel Vila, “escapó ilegalmente de Argentina y formó una especie de hacienda en Itacaré, en Bahía, con el fin de crear una sociedad paralela para reproducirse únicamente entre los familiares (una “raza pura”)”, indicó a medios brasileños el delegado de la Unidad Especializada de Protección al Niño y al Adolescente, Lorenzo Pazolini.
Las acciones de su padre empujaron a la mujer a escapar, luego de enterarse que su hijo, al igual que ella, había sido violado por Vila. “Se pudo observar la fuga desesperada de una madre que quería proteger a su pequeño”, sostuvo el funcionario judicial y comentó: “Los indicios son vehementes en ese sentido. El menor estaba sufriendo abuso sexual por parte de un familiar”.
La mujer había conocido al padre de su hijo durante el Mundial de Fútbol de Brasil 2014. Era un canadiense que, cuando su padre se enteró que la había dejado embarazada, lo echó de casa. “Él decía que las relaciones sexuales tenían que ser entre los miembros de la misma familia y que de ninguna manera podían tener coito con otras personas”.
“Todo para lograr conseguir una “pureza genética”. Quería evitar enfermedades y maldiciones que ocurrían en otras familias”, informó Pazolini. Luego de la denuncia, la mujer y su hijo volvieron a Argentina, mientras que su padre y su hermano fueron encarcelados en Brasil. La madrastra, que tiene una niña de 4 años, también era abusada por su esposo, está prófuga por el delito “de omisión”.
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