Luego de descubrir que su mujer estaba embarazada de otro hombre, un enfermero asesinó a cuchilladas a su esposa y a los tres hijos que tenía la pareja, una niña de 9 años, una de 7 y un niño de 3 años.
Eleuterio Fabián, de 48 años de edad, no vivía con su mujer desde hace un año y estaban haciendo los trámites para el divorcio.
Después de masacrar a toda su familia, el enfermero intentó matarse clavándose un cuchillo en el pecho. Sin embargo, la Policía lo encontró vivo y alcanzó a llevarlo al hospital. La mujer de Fabián, Mónica Condorí, de 26 años de edad, vivía con los tres niños (Lorena, Janina y Facundo) en una casa en Andrés Rolón 1142, en San Isidro.
Según las autoridades, Fabián se había quedado sin un sitio donde vivir y entonces fue a pedirle a su esposa si podía instalarse temporalmente en su casa. La mujer aceptó a regañadientes y le puso un plazo de 20 días, que se vencían ayer. Hacía unos meses Condorí había iniciado una relación con un joven de 23 años de edad, que fue ubicado por la Policía y declaró como testigo.
La mujer estaba embarazada de 4 meses de esta nueva pareja. Cuando Fabián se enteró, le reprochó a la mujer la situación. Pero se quedó en la vivienda y los gritos y las amenazas se volvieron rutina. Según la Policía, el sábado en la noche la pareja tuvo una fuerte discusión.
En medio de los gritos, parece que el enfermero golpeó con un palo a su mujer. Luego, con un cuchillo de cocina, le dio cinco puñaladas: dos en el cuello, una en el pecho y dos en el estómago. Inmediatamente, fue a buscar a los niños, que, según cree la Policía, fueron atacados mientras dormían. A la mayor le dio cinco puñaladas, a la más pequeña, cuatro y al niño, tres. Cuando terminó, Fabián se clavó el cuchillo en el pecho.
A las 10 de la mañana, la madre de Condorí, Zulema Banega, entró a la casa y encontró el cuerpo de su hija tirado sobre la cama matrimonial. En otra habitación, vio los cuerpos de sus nietos. Fabián estaba acostado sobre la misma cama que su tres hijos, sangrando con el cuchillo en el pecho. Banega llamó a la policía. Cuando llegaron, las autoridades llamaron a la ambulancia, que se llevó rápidamente a Fabián al hospital.
Fuentes policiales informaron que estaba consciente y que admitió ser el autor de la masacre. “Cuando entramos a la casa pensamos que el sujeto también había muerto porque no se movía”, dijo Adrián Luongo, jefe de la comisaría. Fabián fue operado y seguía internado, con una custodia policial que lo vigila de cerca. La jueza penal Clarisa Morris abrió una causa por cuádruple homicidio e intento de suicidio.
Como el vínculo familiar agrava el cargo, el atacante tendría un destino casi seguro de cadena perpetua.
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