Las prácticas deportivas conllevan riesgos que siempre deben ser tomados en cuenta, hasta los más experimentados pueden sufrir lesiones graves si pasan por alto las medidas preventivas.
El submarinista Alejandro Ramos Martínez, de la provincia de Pisco, Perú fue víctima de la enfermedad de descompresión (DCS) luego de su inmersión en aguas profundas.
El cuerpo de este experimentado buzo sufrió graves consecuencias después de realizar una expedición sin éxito. A pesar de haber padecido una embolia gaseosa por la disminución brusca de la presión atmosférica pudo salvar su vida.
La enfermedad de descompresión ocurre cuando los buzos suben a la superficie demasiado rápido luego de hacer inmersiones con profundidades extremas. Esto genera gases inertes que se forman en el cuerpo ocasionando una gran y dolorosa hinchazón capaz de colapsar todo el sistema. Los síntomas generales son mareos, náuseas y dolores de cabeza. En casos extremos puede causar la muerte.
También puede producir dolores en las articulaciones, sobre todo en los hombros y trastornos neurológicos. Alejandro, aunque es un experimentado buceador de mariscos comestibles cometió el error de subir a la superficie demasiado rápido, lo que generó burbujas de nitrógeno que se acumularon en su sistema causándole una fuerte hinchazón corporal.
Salió del agua con un peso corporal adicional de 30 kilos en forma de grandes globos. También le generó hipertensión e intenso dolor en sus articulaciones. Su condición lo ha inhabilitado para trabajar y bucear. Su caso es objeto de estudio por parte de los especialistas por su naturaleza única. Los doctores le informaron que necesitaría una prótesis debido a los daños generados por el repentino aumento de peso.
El tratamiento indicado fue a base de fuertes analgésicos. También ha recibido sesiones en una cámara hiperbárica que le permitió la reducción de las burbujas de nitrógeno cerca de un 30%. No obstante, los doctores estiman que requiere alrededor de 100 sesiones adicionales previas a un tratamiento con un costo de 100.000 dólares.
Los estudios de casos similares señalan que, a diferencia de los seres humanos, otros mamíferos como delfines, focas y ballenas no padecen esta enfermedad por su respiración natural durante el buceo, mientras que el hombre tiende a usar gas presurizado cuando llega a niveles profundos. Él jamás pensó que ese día su vida cambiaría por completo.
No le ha tocado fácil aceptar que entró al agua con una vida y un peso normal y al salir su peso había aumentado 30 kilos y su vida ya no sería la misma. Hasta que las burbujas de nitrógeno no sean reducidas lo suficiente, Alejandro no estará apto para la segunda fase del tratamiento que es más complicado y costoso, sin embargo, le permitirá la recuperación de su cuerpo y que se aproxime a cómo era antes de este lamentable incidente.
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