El sistema sanitario del mundo se ha visto afectado por la pandemia, el colapso de las instituciones y la escasez de recursos han causado estragos.
En un hospital de Ciudad de México murió un hombre de 47 años a quien le negaron la entrada al recinto.
Ricardo Hernández fue al hospital el 02 de febrero acompañado de su familia, quienes pedían auxilio a gritos a través de las puertas de cristal de urgencias. “¡Todavía sigue vivo, ayúdenos! ¡Por favor! ¡Allá hay un especialista! Se lo suplico, señorita… ¡Papá, papá, no!”, suplicaba la familia de Hernández.
Casi una hora gritando con desesperación y angustia porque veían que cada minuto empeoraba la situación de Ricardo.
A pesar de sus suplicas, Ricardo falleció sin recibir atención médica. Fiscalía abrió una investigación y el Instituto Mexicano del Seguro Social analiza si 4 de los trabajadores que hacían su jornada en ese turno se negaron a atender al paciente.
Después del fallecimiento de Ricardo, en redes se comenzaron a difundir videos en los que aparece su familia junto a él en las puertas del Hospital de Traumatología, Ortopedia y Rehabilitación en Magdalena de las Salinas, al norte de la ciudad. La familia se bajó del auto junto a Ricardo luego de haber recorrido otros 5 centros de salud.
“Cuando íbamos llegando, a mi hermano le comenzó a faltar el aire o a sufrir un infarto… Me bajé para pedir ayuda y el vigilante nos cerró la puerta”, dijo la hermana de Ricardo.
La sala de urgencias de ese hospital admite solo a pacientes que requieren atención de emergencia por traumatología. También acuden personas con otros síntomas, incluso de COVID-19. Un sanitario con equipos de protección individual para prevenir contagio del virus, se le acercó a la familia de Ricardo para preguntarle si había tenido fiebre o dolor de cabeza.
Las autoridades investigan si hubo una negativa de servicio de parte de los sanitarios, trabajan en el caso en conjunto con la Comisión Nacional de Derechos Humanos. Fryda Medina, responsable de la unidad médica, afirmó que ya se ha contactado con los familiares de la víctima, quienes alegan que lo único que les dijeron fue: “en esas instalaciones no podían tratarlo”.
Los sanitarios aseguraron que no podían recibirlo porque era COVID-19 a pesar de que se había sometido a dos pruebas que arrojaron resultados negativos. “¡Tiene insuficiencia renal, no es COVID-19!” dijo la familia desde la puerta de urgencias.
Representantes del centro de salud dicen que nunca le negaron atención médica y que el retraso fue porque necesitaban colocarse los trajes de protección individual ante el riesgo del virus. Ricardo cayó inconsciente, los testigos intentaban indicarle a la familia cómo reanimarlo.
Finalmente, llegó al lugar una ambulancia privada para atender a Ricardo pero cuando los paramédicos lo examinaron ya no tenía signos vitales y confirmaron su muerte.
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