Un jubilado que recibió un vuelo sorpresa en un avión de combate de $87.
500.000 fue expulsado a 2.500 metro de altura, luego de agarrar por accidente el mango del asiento del eyector para “estabilizarse”. El dramático momento se ha comunicado en un informe publicado por investigadores de aviación franceses en la Oficina de Investigación y Análisis.
El sujeto no identificado de 64 años de edad, compró un vuelo en el avión de combate Rafale-B como regalo de jubilación, sin embargo, luego de entrar en pánico por la experiencia emocionante, tomó el asa del eyector y fue arrojado del avión a gran velocidad, perdiendo su casco durante el proceso. Por suerte, el paracaídas del pensionista se abrió exitosamente, y luego aterrizó en un campo cerca de la frontera alemana. El hombre sufrió heridas leves.
El hombre nunca expresó ningún deseo de volar, todo fue organizado por la Fuerza Aérea Francesa a pedido del Ministerio de Defensa, que había presionado al hombre para que se subiera al asiento del pasajero. El informe relata: “La necesidad de mantener la sorpresa hasta el momento del vuelo tuvo consecuencias muy arriesgadas, especialmente en lo que respecta a la preparación para el mismo.” Fue muy complicado para él negarse a participar en el vuelo.
Esta situación causó una sensación de estrés para el pasajero, y esto se sintió particularmente durante la sesión informativa del asiento de eyección, donde tuvo que asimilar una gran cantidad de información en poco tiempo.
También, el estrés de la sorpresa ha sido magnificada por la falta de experiencia en aviación militar.
El hombre dijo que desconocía por completo el entorno aeronáutico y sus limitaciones, ya que jamás había volado en un avión militar.El pasajero esperaba un ascenso suave, sin embargo, se sorprendió cuando el avión “se elevó bruscamente a 47 grados”. La fuerte subida hizo que el hombre extendiera la mano y agarrara algo para mantenerse estable, lamentablemente, lo que agarró fue la manija del asiento eyector.
Luego de ser arrojado desde el avión a 2.500 metros, la fuerza de la expulsión ocasionó que el hombre de 64 años de edad, perdiera su máscara de oxígeno. Afortunadamente, el paracaídas del jubilado no identificado se abrió y aterrizó en un campo, sufriendo heridas leves.
A pesar de que supuestamente se supone que el sistema de expulsión arroja tanto al piloto como al pasajero fuera del avión, el piloto logró permanecer sentado y aterrizar el avión de forma segura. El informe continúa alabando la “calma” mostrada por el piloto de 35 años de edad, a pesar de la inesperada pérdida de su pasajero, y agregó que estaba “en control total de la situación”.
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