Geoff Gaylord de Estados Unidos asesinó a cuchillazos a “Mr.
Happy” porque estaba cansado de su alcoholismo, drogadicción y desórdenes en casa.
Cuando niños probablemente hablamos de algún amigo imaginario para acompañar nuestros juegos. Si tenías una gran imaginación podías sentir que lo veías, pero esta conducta se iba olvidando a medida que nos íbamos haciendo amigos de verdad.
Quizás esto último jamás sucedió para Geoff Gaylord, un estadounidense de 38 años de edad, que asesinó a su amigo imaginario y que luego se entregó a la policía.
“Mr. Happy” fue amigo de Gaylord durante siete años, pero hace tiempo que las peleas se hicieron insostenibles hasta que el hombre de Jacksonville, Florida, en Estados Unidos, se entregó a la policía confesando que había tomado un cuchillo de su cocina y lo había clavado varias veces en el cuerpo (imaginario) de su ex mejor amigo.
Gaylord confesó haberlo enterrado en su patio trasero, y que tras haber finalizado su “crimen” decidió entregarse a la justicia para pagar por lo que hizo. “La pieza de Mr. Happy era un desastre a toda hora por sus juguetes y muñecas. A veces, dejaba botellas de vodka vacías tiradas en la cocina… jamás recogía sus bolsas vacías de cocaína. Desordenó tanto el apartamento al punto que yo no lo podía mantener limpio.
Antes de que Happy se hiciera drogadicto y empezara a actuar de forma insoportable, era mi mejor amigo, siempre íbamos a bailar, jugábamos en el parque y escuchábamos música durante horas con las luces apagadas”. Pero hubo un incidente en particular que terminó con la paciencia de Geoff y lo llevó a asesinar y enterrar a su compañero de vida: Mr. Happy chocó el auto de su amigo mientras ambos iban en él.
La culpa fue del Señor Feliz y su alcoholismo, pero la irresponsabilidad la tuvo que pagar Gaylord con su arresto. “Ese incidente del auto hizo que me culparan injustamente. Su comportamiento se había puesto demasiado errático y desordenado, llevándome al extremo de tener que asesinarlo. Hice lo impensable y maté a mi mejor amigo. Soy una persona terrible y necesito ser castigado por lo que hice”.
Cuando Gaylord terminó su declaración pidió que lo condenaran a la pena de muerte. Pero cuando la policía se negó el hombre se puso violento y amenazó a los agentes. Los medios locales informaron que Geoff estaba en evidente estado de ebriedad cuando se fue a entregar a la policía, por lo que las amenazas y la ira del hombre fue limitada con una detención en la comisaría.
La policía allanó su casa y encontró restos de drogas y armas, por lo que lo ficharon con distintos cargos. Después, procedieron a tomarle la foto de arresto que quedará en la memoria de muchos como la más triste y patética de todas: ojos llorosos, puchero y la mirada perdida, seguramente inmersa en la culpa de haber matado a su mejor amigo imaginario.
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