Las cirugías y las modificaciones corporales se han vuelto un medio muy utilizado por muchas personas en la actualidad, ya sea para mejorar su imagen o en otros casos para transformarse radicalmente, pero a pesar de lo que pueden garantizar dichas intervenciones algunas veces suelen salirse de control y cabe el riesgo de obtener resultados desastrosos.
En esta historia abordaremos este tema, se trata de una persona que desde muy joven tenía la necesidad de transformar su vida y su aspecto de manera radical, cambiando por completo su cuerpo, para ello, este joven se sometió a algunas cirugías invirtiendo mucho dinero para cumplir su cometido y poder ser quien siempre había deseado.
Fue uno más de los casos donde algunas personas no se sienten bien como son y desean a como dé lugar cambiar totalmente, pero esto no es algo sencillo pues para lograrlo se necesitan muchos recursos, además implican un desgaste en todos los sentidos, desde emocional hasta las repercusiones que esto implica como el rechazo de la gente cercana. Además de ser muy doloroso.
Pero cuando una persona busca su propia felicidad con plena determinación, es imposible que nada le haga cambiar, el límite lo ponemos nosotros mismos, pero ¿cuánto necesitamos sacrificar para poder hacerlo?, es difícil determinarlo.
Buscando lograr un cambio para sentirse plena, Fluvia Pellegrino gastó la cantidad de 76 mil dólares en cirugías plásticas, algo impresionante pero que para ella era necesario.
Pero no sólo ha gastado dinero, sino que además ha tenido que enfrentar muchos rechazos por parte de sus conocidos, amigos e incluso su misma familia, ahora ella y su esposa Marisa siguen viviendo juntas, en el pueblo italiano de Peveragno, aunque realmente son marginadas por todos.
Después de haberse sometido a diversas intervenciones quirúrgicas como rinoplastia, liposucciones, aumento de busto más de cuatro ocasiones y numerosas inyecciones en las mejillas y labios, Fluvia siente que aún no ha logrado transformarse completamente.
Siempre ha querido verse como una estrella porno transgénero llamada Alannah Starr.
Ella supo desde los 15 años que realmente era transgénero, pero como sucede en la mayoría de estos casos, jamás lo dijo a su familia.
Pero era muy complicado que la aceptaran, mucho menos su padre quien era sumamente religioso y conservador, incluso dijo que jamás lo iba a aceptar.
Nació siendo un hombre llamado Fluvio y para sobrellevar esa realidad solía realizar actividades muy masculinas.
Declaro recientemente al Daily Mail “Intentas enmascararlo cada día, jugando fútbol, tomando cerveza, comprando 4x4s americanos y yendo a cazar para sentirte como hombre,” pero eso algún día tenía que terminar.
Llegó a un punto en que ya no pudo seguir aceptando esa realidad y le confesó a Marisa su realidad, de eso ya pasaron 16 años.
En un principio fue una situación muy complicada para Marisa, pero finalmente decidió apoyar a Fluvia y actualmente siguen viviendo juntas.
La familia de Fluvia se negaba a aceptar esa realidad, su padre incluso trato de meterla a un hospital psiquiátrico.
Y cuando finalmente su padre represor murió, el resto de la familia le negó la posibilidad de asistir al funeral.
Pero además de la familia, sus vecinos y gente del pueblo la rechazan y le llaman “el payaso de Peveragno”
Incluso declaró: “Ellos me señalan, hablan sobre mí, inventan historias sobre mi diciendo que soy una prostituta,”
Ha sido tan grande el rechazo social que Fluvia no ha tenido trabajo desde hace tiempo, su situación económica está en crisis, por esta razón actualmente viven las dos del sueldo de Marisa que obtiene como terapista.
Lo han perdido todo, la mayoría de los bienes de lujo se vendieron para pagar cirugías pero a pesar de ello, Fluvia asegura que no se va a detener pues no ha alcanzado la perfección.
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Fotos: barcroft.tv