El chico se a descrito a sí mismo como “tímido” e “incómodo”.
Y casi termina pasando una temporada tras las rejas después de tocar el brazo y la cintura de una compañera de clases mientras intentaba hablar con ella.
Jamie Griffiths buscó en Internet “cómo hacer amigos” después de tener problemas para establecer contacto con chicas en la escuela.
Animado por las ideas que vio en la web, el estudiante se acercó a la persona que le gustaba y le tocó el brazo. Sin embargo, con todo el nerviosismo, supuestamente no pudo pronunciar ninguna palabra.
Durante el segundo encuentro de este tipo, la joven de 17 años a la que se acercó Jamie se escapó llorando y denunció al joven a la policía.
“Me sentí extremadamente ansioso en las siguientes semanas, a menudo rompiendo a llorar. Era completamente incapaz de caminar a ningún lado por mi cuenta sin sentirme abrumada por el miedo”, dijo en un comunicado.
“El estrés y la ansiedad causados significaron que no podía concentrarme o repasar, ya que lloraba continuamente y me sentía inseguro incluso en mi propia casa.”
“Cada vez que voy al lugar donde ocurrió el primer incidente mi corazón se detiene y me preparo mentalmente para verlo allí. Todo esto sucedió estando en mi último año de escuela, y me temo que habrá afectado mis calificaciones y potencialmente mi futuro”.
Después del incidente, Jamie fue acusado de agresión sexual. Mientras evadía la cárcel, se le ordenó hacer más de 200 horas de trabajo comunitario y pagarle a la víctima $ 300. También tuvo que unirse al Registro de delincuentes sexuales durante cinco años.
Si bien la víctima y su madre afirmaron que Jamie probablemente continuaría acosándola y llevaría las cosas más lejos si ella no lo denunciaba, el joven de 19 años se declaró inocente y dijo que solo era un estudiante “tímido, ansioso e incómodo” que quería hacerse amigo de una chica “pero las palabras no salieron”, haciéndolo parecer un canalla.
Hablando del encuentro a la corte, la joven de 17 años dijo:
“El pavimento era bastante ancho, pero de repente se movió para caminar frente a mí, me miró directamente a los ojos y me tocó el costado y se alejó”.
“Fue bastante tiempo, de tres a cinco segundos. Me sonrió, no se detuvo, solo me tocó y se fue y rompí a llorar en la calle, fue bastante traumático”.
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