Este hombre trabajó duro y ahorró toda su vida para poder tener una gran cantidad de dinero, pero no se sentía feliz con la idea de que otros lo disfrutaran cuando él ya no estuviera.
Su esposa cumplió su deseo, pero esta inteligente señora lo hizo de una forma totalmente genial…
John guardaba todo su dinero para ahorrarlo, hasta que tuvo una enorme fortuna…
Fue un marido avaricioso que luego exigió a su mujer que lo enterrara con todo su dinero, siendo un verdadero tacaño. Amaba el dinero más que casi cualquier otra cosa, y justo antes de morir, le dijo a su esposa:
“Escucha, cuando muera quiero que tomes todo mi dinero y lo coloques en el ataúd conmigo porque quiero llevarlo todo a la otra vida”.
Hizo que su esposa le prometiera de todo corazón que cuando muriese le pondría todo el dinero en su ataúd. Y entonces, llegó ese trágico día…
Y la esposa, justo antes de que los empleados de la empresa fúnebre se preparasen para cerrar el ataúd, dijo:
“Esperen un minuto”.
La mujer parecía muy afectada. Mientras todos la observaban se levantó del asiento con dificultad. Todos se sorprendieron al ver que tenía una caja de zapatos con ella, se acercó a la caja y la llevó hasta el ataúd, donde la metió dentro, junto a su difunto marido.
Tras unos instantes en las que la mujer dedicó los últimos minutos para despedirse del hombre con el que había pasado toda su vida, finalmente dio permiso a la funeraria para que bloqueasen el ataúd.
Cuando volvió a su sitio, un amigo le dijo: “Espero que no estuvieses lo suficientemente loca como para poner todo el dinero de ese viejo tacaño allí”.
Ella contestó: “Se lo he prometido. Soy una buena cristiana, no puedo mentir. Le prometí de todo corazón que iba a poner el dinero en ese ataúd con él. Y eso es lo que he hecho”.
“Aunque lo he hecho de una manera un poco distinta… Coloqué todo en mi cuenta bancaria y le hice un cheque, que es lo que hay dentro de la caja de zapatos. Así se llevará todo su dinero a la otra vida…”
¿Qué te ha parecido la solución inesperada? ¿Se te habría ocurrido?
¡Esto es una buena lección para los tacaños! Es mejor disfrutar de las cosas mientras vivimos y compartimos con personas especiles, sino la vida carece de sentido.