La crisis del virus ha afectado a todos por igual.
El sector de la hostelería se ha visto muy perjudicado, debido a las restricciones impuestas por los gobiernos para frenar los contagios. Los dueños de restaurantes, bares y hoteles se han tenido que enfrentar a la dura decisión de cerrar temporalmente, o en algunos casos definitivamente. Los números no dan para mantener los altos costes de los empleados, sin clientes.
En esas difíciles circunstancias se encontraba Brendon Ring, el dueño de un local llamado Nightown, en Cleveland, Ohio. Un lugar conocido en la zona por la música en vivo y el excelente servicio de sus meseros.
Pero, un hombre que no frecuentaba mucho el lugar se acercó donde Brendon para pedirle directamente a él la cuenta.
Luego, como suele ser el mecanismo de las propinas en USA, aumentó con bolígrafo la cantidad que quería dejar, no sin antes insistir que quería que no se revelara su nombre.
Pero al ponerse las gafas se fijó bien, se trataba nada menos que de 3.
000 dólares. Era una propina de $3. 000 en una cuenta de $7 Brendon estaba seguro que no era más que un gran error. Así que sin dudarlo, corrió hacia el cliente para hacerle ver que seguro se equivocó al escribir.Solamente cuando le mostró a otra mesera la factura, ella empezó a llorar sin parar.
“Todos estamos tan desesperados por noticias alentadoras, si este fuera un año normal, sí, sería una buena historia, pero es una gran historia por el año que estamos viviendo”, concluyó Ring.