Hay accidentes tan trágicos que cuesta trabajo pensar cómo alguien puede sobrevivir y salir adelante.
El accidente que acabó con la vida del esposo y los dos hijos de Kristin Wells es una de ellas. No es posible ponerse en el lugar de esta viuda, que perdió a su familia y además se encuentra embarazada de una niña que crecerá sin conocer a su padre y a sus hermanos. Los Wells eran conocidos por ser una familia unida que siempre demostraba su dedicación a la comunidad.
Randall «Randy» Wells, era ministro de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, y se encontraba regresando de una boda en Phoenix junto a sus hijos cuando el avión que él mismo piloteaba (un Cessna 172 de un solo motor) se estrelló, acabando con su vida y la de los menores.
Sus amigos cuentan que esperaban que la familia llegara a casa, en Utah, a eso de las 10 pm. Pero, el tiempo pasó y nadie tenía noticias de Randy, Asher (de 8 años) y Sarah (de 4 años). Kristin decidió no subirse al avión debido a su avanzado estado de embarazo.
Ahora se sabe que las condiciones en las que estaba volando Wells esa noche no eran adecuadas: estaba oscuro, sin luna y había tormentas moviéndose por la zona. “Llegó hasta arriba y fue entonces cuando se dio cuenta de que su elevación era muy baja, entonces intentó bordear la zona para salir por donde había entrado, pero no tenía la elevación necesaria para volver”, explica el alguacil del condado.
El avión desapareció a 27 km al noroeste de Panguitch, cerca de Sandy Peak y Creek Peak.
La familia estuvo desparecida por dos días, tiempo en el cual un grupo de más de 100 personas se movilizó a pie, a caballo, en avión, en helicóptero y hasta en motos de nieve para encontrarlos. Fue un momento de mucho desconcierto y desesperación en el que la comunidad de la iglesia de los Wells concentró todas sus fuerzas en colaborar con la búsqueda de Randy y los dos niños.
Varios miembros de la congregación definen a Randy como un amigo desinteresado que pensaba primero en los otros antes que en sí mismo. Cuando encontraron los cuerpos, la congregación se dedicó a asistir a la familia de Randy, especialmente a la destrozada Kristin, quien tuvo que sobreponerse a la tragedia por ella y por la bebé que lleva en el vientre.