“Eternamente tuyo, eternamente mío, eternamente nuestros”, dice un tatuaje en castellano que el excura Giuliano Costalunga tiene en su brazo.
Es un mensaje dedicado a su esposo, Paolo. “Luego de 10 años, por fin se ha cumplido mi sueño. Me casé con Paolo, mi amigo y mi amor desde siempre. Amo a Dios y lo amo a él”, comentó el sujeto que generó un escándalo en el Vaticano.
Según el obispo de Verona, Giuseppe Zenti, Costalunga sigue siendo cura.
“El padre jamás ha informado de querer abandonar el hábito”, afirmó al Corriere del Veneto. Una situación que desmintió el abogado del cura, Alex Dal Cero, a los medios locales.El letrado Costalunga ha enviado una carta certificada el 8 de febrero del presente año para solicitar la “reducción al estado laical”, es decir, dejar los hábitos luego de 20 años de ministerio.
Dos meses más tarde, y luego de haber tenido que ocultar su amor por años, Giuliano, de 48 años de edad, se casó en la isla española de Gran Canaria, donde ahora vive, con el “ángel que le cambió la vida”. “Estoy viviendo una experiencia especial: Paolo me salvó, me hizo una mejor persona”, comentó durante su casamiento, que se volvió viral en Italia, luego de que se revelara esta semana que el cura se había casado.
“Él tiene una gran felicidad en el alma, es una persona amorosa, atenta, él siempre me protege”, confirmó Paolo, quien fue su colaborador más cercano en la Iglesia de Selva di Progno, un pequeño pueblo de 1.000 habitantes cerca de Verona a la que Costalunga fue destinado en el año 2007. La boda se llevó a cabo el día 28 de abril.
“Para nuestra Iglesia es un caso muy triste.
Un antecesor en mi cargo quiso impedir que este padre fuera ordenado.Supongo que había intuido, que para este hombre, no era la mejor elección hacerse cura”, informó Zenti.
En ese momento, Giuliano no se rindió. Dejó Verona e hizo unos 490 kilómetros hasta la ciudad de Rieti, dónde hacían falta sacerdotes.Al llegar a Selva di Progno, sus “ideas revolucionarias” y su mentalidad abierta dividieron a los feligreses.
En el año 2009 empezaron a circular cartas anónimas en contra del cura y algunos ancianos lo acusaban de ser “el diablo disfrazado de santo”. “Aún soy un sacerdote en mi corazón”, declaró Giuliano. “Actualmente, me siento más cerca de Dios, explicaré a los fieles mi amor gay”, comentó.
Informó que fue “un viaje progresivo , no es que descubrí y acepté mi homosexualidad antes del matrimonio. Ha sido un viaje en los últimos 10 años, que me llevó a conocer al hombre que es mi esposo actualmente: nació como una amistad y después se desarrolló y profundizó gradualmente hasta que, hace tres años, consideré oportuno abandonar la parroquia por respeto a la comunidad”, afirmó .
“El mío no es un caso aislado dentro de la Iglesia”, aseguró el excura.
“No creo que diga nada nuevo cuando comento que hay muchas situaciones parecidas.Sé de sacerdotes homosexuales , y también de heterosexuales que tienen una pareja estable”, sin embargo, “prefieren seguir viviendo una doble vida en silencio”.
“Decidí ni hacerlo más, por respeto a mi felicidad y a la Iglesia , que sigo amando, por eso preferí irme”, explicó.Además, habló en contra del voto de castidad de la Iglesia católica. “Hay que respetar la sexualidad del hombre que se convierte en sacerdote. Un sacerdote asexual no existe. El sacerdote tiene su propia sexualidad, al igual que la monja. La Iglesia Católica debería permitir que los sacerdotes tengan relaciones íntimas. Tener sexo con alegría y pasión”, afirmó.
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