Mason y Mylan Brazel perdieron a su padre por culpa de un cáncer.
Cuando visitaron el cementerio donde está su tumba, sorprendieron a su madre cuando le pidieron echarse una siesta a su lado “para sentir cerca a su padre”, según comentó Kait, viuda del sargento fallecido.
“Llevamos una manta, se acostaron junto a la lápida, durmieron y rezaron junto a su padre. Tuvieron su rato juntos y no lloraron ni una sola vez”, informó la madre. El sargento Alfred Brazel falleció cinco meses luego de que los doctores le diagnosticaran cáncer con tan solo 37 años de edad.
La madre contó que los niños estaban emocionados cuando llegaron al cementerio donde descansa su padre: “Hablaron con él y le contaron todo lo que les había pasado en los últimos días como si estuviese vivo, Mylan le explicó cómo se había ganado su uniforme y cinturón de judo y cómo ganó un pastel en una fiesta de Halloween. Mason le comentó cómo logró su último trofeo de natación”.
“Estoy segura de que van a recordarlo siempre”, confirmó orgullosa la madre, que asegura que “le recuerdan mucho y cómo los crió para tener confianza en sí mismos”.
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