Un antiguo pueblo minero abandonado por sus habitantes, falta de agua corriente y de acceso tan difícil que la conexión a Internet es débil.
En ese pueblo fantasma, la única compañía de la que gozarías es de los fantasmas. Nadie aguantaría mucho viviendo solo en un lugar como ese, pero el norteamericano Brent Underwood lleva nada menos que seis meses haciéndolo en el pequeño pueblo de Cerro Gordo, un enclave minero del siglo XIX ubicado en las montañas de California (EE.UU.) que hoy por hoy está abandonado, salvo por su presencia.
El hombre vive en soledad, con falta de alcantarillado y apenas conectado con el mundo, sin embargo, no se arrepiente. Lo que en un principio iba a ser un viaje de un par de semanas se ha convertido en la aventura de su vida.
Underwood, empresario inmobiliario de 32 años de edad, no ha pasado los últimos meses en Cerro Gordo porque sí: el empresario y un amigo lo compraron en el 2018 con el objetivo de convertirlo en un destino turístico, gastando la friolera de 1,4 millones de dólares. Después de varias visitas desde la compra, fue a comienzos de este 2020 cuando Underwood decidió que era momento de ponerse manos a la obra y explorar las posibilidades.
Desde que llegó, mandó a la persona que se encargaba de cuidar el pueblo a su casa, y se ha pasado los días en soledad restaurando poco a poco el lugar y explorando las profundas minas para ver cómo dar vida a su proyecto. La cosa va algo lenta, porque la tienda más próxima para comprar herramientas y materiales está a tres horas de distancia, y hay que circular por carreteras sinuosas con las que hay que extremar las precauciones al máximo.
Iba a quedarse un par de semanas, pero desde que empezó la crisis sanitaria, pensó que sería buena idea quedarse allí más tiempo. Y desde luego, ha sido toda una aventura; nada más llegar, vivió una de las peores tormentas de nieve que han azotado la zona, lo cual imposibilitó que se fuese aunque hubiese querido hacerlo. La nieve consiguió que tuviese agua para beber, y se alimenta de comida enlatada y arroz.
Por fortuna, los dueños anteriores dejaron ropa de abrigo y algo de comida en las despensas de la única casa habitable, que es donde vive.
Es más, sus habilidades y empeño han logrado que haya restaurado el suministro de agua, que dejó de funcionar hace 15 años.
A los amantes de lo paranormal les gustará saber que otro de los ‘atractivos’ del lugar son los peculiares ‘residentes’: los espíritus de los antiguos mineros y lugareños que supuestamente rondan por el pueblo.“Si dejo tranquilos a los fantasmas, ellos me dejan tranquilo a mí”, bromeó Underwood en una entrevista con el diario New York Post. Según dos especialistas comentaron en el programa Ghost Adventures, podría estar ‘compartiendo’ la habitación donde duerme con dos niños, que fallecieron allá por 1800 atropellados por un camión.
Y no solo los niños, porque el propio empresario confirmó que en el pueblo no dejan de pasar cosas extrañas, como la luz que se enciende y apaga sola en una casa, o que en una ocasión su cartera desapareciese para luego aparecer en la otra punta del pueblo, por donde no había estado.
“Dio un poco de miedo”, dice, “Aunque creo que los fantasmas son buenos. Intento respetar su espacio, pero cuando estás en un lugar en el que no esperas ver ni oír a nadie y lo haces, da miedo”.
A mediados de abril le dio un ataque de apendicitis que casi le cuesta la vida, al tener que conducir más de tres horas para llegar al hospital más próximo y poder ser operado. En pleno verano, el American Hotel, el edificio mejor conservado y la estrella del pueblo, fue presa de las llamas.
Underwood no pudo sino contemplar el desastre durante la hora y media que tardaron en llegar los bomberos. El edificio quedó destrozado, al igual que los que le rodeaban. También tuvo la oportunidad de vivir un pequeño terremoto que acabó con el sistema eléctrico, que casi le hizo tirar la toalla. Por suerte, no lo hizo.
Su odisea le ha convertido en todo un ídolo en redes sociales, sobre todo en TikTok e Instagram, donde se ha dedicado a documentar todo lo que está viviendo y donde ya suma más de un millón de seguidores que no se quieren perder los tesoros que se encuentra por las profundas minas del lugar.
Además, el empresario lanzó una campaña de crowdfunding para recaudar fondos y así poder restaurar el American Hotel y otros edificios dañados por el incendio, que está teniendo mucho éxito. Por ahora, viendo la cantidad de trabajo que le queda y lo mucho que está disfrutando de la aventura de su vida, parece que no tiene planes de regresar a la civilización en un futuro cercano.
“Si no reviso el móvil o mi ordenador, es como si no hubiese pasado nada. Cuando veo las noticias y veo el caos en el que está sumido el mundo y lo mal que van las cosas, una parte de mi no tiene tanta prisa por volver a la civilización”.
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