Casey Fischer es una chica estudiante de New Hampshire, EE.
UU., que ha conmovido a todos con su historia en Facebook. Una mañana de camino a la facultad Casey observó a un hombre pidiendo limosna. El sujeto, llamado Chris, tocaba las ventanillas de los autos e interceptaba a los viandantes, que por el frío o por la prisa, no le hacían caso.
La joven se dirigió a una cafetería y desde su mesa volvió a fijarse en el hombre: “Estaba de pie y miraba los precios. Lo vi contar las monedas para ver si podía comprarse algo”. En ese momento, Casey decidió acercarse e invitarlo a un café y tostadas.
Mientras desayunaban, la chica se interesó por la historia de Chris, que con la ropa sucia y desgarrada “disfrutaba de su café como si no hubiera tomado uno en años”, cuenta la propia Casey. El hombre admitió que su único propósito en la vida había sido que su madre se sintiera orgullosa de él: “No lo conseguí”, confesó entristecido.
La chica debía marcharse así que se despidió amablemente del hombre que con lágrimas en los ojos le pidió un par de minutos más para escribirle una nota. La joven aceptó y esperó a que Chris escribiera su mensaje. Después de entregárselo el hombre se marchó agradeciendo una vez más su generosidad a la chica.
Lo que Casey nunca imaginó es que aquella mañana algo tan simple como invitar a alguien a un café podría salvarle la vida. La chica abrió la nota que le había entregado Chris y decía: “Hoy iba a suicidarme, pero gracias a ti ya no lo haré. Gracias, eres una hermosa persona”.
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